De la Investigación Participativa fundacional a la Investigación-Acción Participativa Pro-común: ensayo memorial desde la historia de la educación popular latinoamericana
(Publicado originalmente en revista La Piragua N° 40, 2015: www.ceaal.org )
Jorge Osorio Vargas
En 1980 en Ayacucho
(Perú) y en 1982 en Pátzcuaro (México), se celebraron los I y II Seminarios Latinoamericanos de
Investigación Participativa (IAP) respectivamente, con la presencia de
educadores e investigadores de
nuestra región y de Europa, África y
Asia. Contamos con las publicaciones que dan cuenta de las ponencias y
experiencias que se presentaron en tal es ocasiones. Por la difusión
continental de las mismas podemos señalar que ambos eventos constituyen hitos
emblemáticos de la IAP latinoamericana (Fals et alter , 1980) ;Vejarano, 1983).
Sin embargo, antes de tales eventos , la red de IAP del Consejo
Internacional de Educación de Adultos (ICAE) , reunida en la Conferencia Internacional de IAP
realizada en Cartagena de Indias ,en abril de 1977, había
diseñado imaginado un plan
para la creación del Consejo de Educación de Adultos de América Latina y el Caribe (CEAAL), que tendría su primera
sede en Santiago de Chile, como un
proyecto de fortalecimiento de la producción de
conocimientos asociados a las
prácticas de educación popular.[1] Es
notable que la idea originaria que
condujo la vida de los primeros años del CEAAL
tuviera el sello de una profunda
conexión fundacional de la IAP y la educación popular. Paulo Freire
había desde los años 70 en Brasil y Chile
inaugurado un ciclo de investigación socio-educativa asociada a los
proyectos de educación de los sectores
populares a través de la “investigación temática” y la indagación de los saberes culturales de
las organizaciones de base con las cuales se implementaban los círculos
culturales. En Chile, la investigación “militante” de raíz freireana había
generado un movimiento de profesionales de la educación y del desarrollo
social que contribuyó de manera
significativa al conocimiento de los procesos políticos que se generaron con las reformas agrarias y los programas de promoción popular (Freire, 1998) En Colombia,
contemporáneamente, Orlando Fals Borda
consolidaba una escuela sociológica
donde la investigación participativa
era un componente principal de las luchas populares y de la creación de movimientos de
recuperación de la memoria y de los
saberes culturales. En México y Centroamérica
los proyectos educativos populares
incluían a investigadores y
educadores en cuanto actores
protagónicos en la creación de “saberes para la acción”, a través de lo que se
llamó la “sistematización de experiencias educativas” (Jara, 2012). Un
referente fue Anton de Shutter desde el
CREFAL (de Shutter, 1983) y
posteriormente todo el equipo de la red de ALFORJA, en particular Oscar Jara
(costa Roca), Carlos Núñez (México) y Raúl Leis (Panamá) En Chile, el
movimiento de la educación popular
concebía su trabajo de base como una acción dialéctica orientada a la
creación de una sociedad democrática
desde las prácticas de las
organizaciones populares y para ello se consideraba clave analizar
colectivamente los procesos de constitución de los sujetos de la
transformación y de sus proyectos locales, comunitarios, de derechos humanos.
Instituciones como ECO; el CIDE, el PIIE y El Canelo de Nos tenían en sus líneas de trabajo la formación en IAP
y en “sistematización”. Referentes de la IAP en Chile fueron Sergio Martinic, Mario Garcés y Francisco Vio Grossi; en Brasil Carlos Rodríguez Brandao y en Argentina Luis Rigall [2]
De este ciclo
fundacional de la IAP latinoamericana deseo destacar los siguientes aspectos
y ofrecer referencias que nos permitan recuperar su memoria
epistemológica y política y dialogar
acerca del significado de sus aportes en
la práctica actual de la investigación asociada a la educación popular y los
movimientos sociales:
1. La configuración del campo de la IAP en la educación popular y en los movimientos sociales se
fue cristalizando desde una perspectiva
de trabajo solidario global, con intercambio intelectual y de recursos culturales entre organizaciones de todos los continente
, con la pretensión de fortalecer una manera
“comprometida” , “política” , “sistemática” de concebir la investigación social y educativa
en cuanto movimiento cultural. Si bien muchos de sus protagonistas trabajaban
en el mundo académico universitario las
luchas populares del entonces “Tercer Mundo”
dieron lugar a una apertura a una investigación desarrollada desde y con
las organizaciones que construían
proyectos liberacionistas. La “consistencia” de la IAP estaba dada por su
capacidad de elaborar nuevos marcos conceptuales para comprender y animar la democratización del conocimiento
y la distribución social del poder.
Sería el maestro Orlando Fals Borda quien mejor expresara esta necesidad
de asociar la actividad intelectual de los
investigadores sociales que trabajan en los movimientos populares con un programa
de transformación de su identidad, de
sus roles y de sus metodologías de
investigación. Lo “popular” significaba un campo de generación de alternativas
y de nuevos modos de conocer la realidad compleja de la sociedad “subalterna” y de sus potencialidades en cuanto fuente de movimientos políticamente transformadores.
Fals habló de una “ciencia popular” en cuanto
un nuevo paradigma no positivista, interpretativo, abierto a la
sabiduría de los sectores populares urbanos, campesinos, indígenas y capaz de
imaginar desde los colectivos un “saber
de participación” (Fals, 1970) Es decir un “saber” que surgiera de la acción de
los sujetos populares en cuanto
sujetos que hablan de “sí mismos” ,desde
su propio mundo y desde su propia “lengua”
, desde donde “dialogan” “participan” y “comparten” sus “saberes de vida” con los diseños
y estrategias de cambio. Esta dialéctica constituía el núcleo de la IAP y de sus metodologías dialógicas y participativas: se valoraba el mundo de la vida (de la vida cotidiana) en
cuanto espacio pedagógico crítico dado que en él se reproducían violencias capilares (como las de género). En este sentido, la IAP se
enriquece con las lecturas del marxismo cultural de Gramsci y de la
micro-política de Foucault (introducido en la redes de educación popular
feminista). Para avanzar en esta
perspectiva se abrió el campo de la IAP
hacia la recuperación de las trayectorias culturales de las organizaciones y movimientos populares
y también de las trayectorias biográficas, dando lugar a
procesos de investigación y recuperación
de las memorias históricas y de construcción de
“historias de vida” de mujeres, campesinos e indígenas( lo que tuvo en el mismo Fals su máxima expresión
en La Historia Doble de la Costa (Fals, 1981)
y en los trabajos de Moema
Viezzer (Viezzer, 2004) ).
2. La IAP fundacional asumió plenamente su dimensión política . En un texto de 1980 (
ponencia presentada en el Congreso de
Ayacucho) Francisco Vio Grossi define
el “ser dialéctico” de la IAP en cuatro pasos: a) se investiga en razón de un
objetivo estratégico que ha emergido de las comunidades; b) se estudian y
analizan los obstáculos locales ( estructuras productivas, actores políticos, procesos culturales) para
crear desde esas comunidades un diagnóstico
de las “fuerzas propias” en lo micro y en lo macro; c) se elabora una estructura causal de los conflictos sociales y culturales ; e)
se fortalecen los actores de base para implementar proyectos locales . En este continuum , el papel del investigador
se manifiesta en las siguientes tareas: a)
generar un marco de análisis sujeto a transformaciones “dialécticas” ;
b) crear condiciones de trabajo
(metodológicas) donde el- la- investigador-a toda la comunidad investiga; c) sistematizar las líneas de
acción; d) generar con la comunidad actividades de socialización de las
investigaciones; e) “testear” la consistencia de la investigación con el
proyecto estratégico-político a través
de procesos de sistematización y evaluación participativa; f) ampliar la
influencia de la IAP local hacia el
contexto del movimiento político nacional (Vio Grossi, 1988)) En este proceso los criterios de
“calidad” de la IAP eran: la participación activa de la comunidad, la creación de ambientes y metodologías que permitan
que la comunidad se interrogue sobre sus problemas y plantee alternativas de
cambio, la sistematización y las evaluación del proceso de investigación, las socialización ,
en el contexto del movimiento político amplio , de los resultados de la investigación.
Condición de realización de este proceso o tarea principal del investigador-a o del
educador-a popular era, entonces, crear
las capacidades para que las comunidades se expresen, analicen su realidad,
produzcan sus argumentos, asocien a movimientos sociales y políticos más
amplios. Para ello, la IAP y la educación popular produjo un set de
metodologías que fueron siendo validadas en función de “dar la palabra al
pueblo”. Algunos, más recientemente, subrayarán
este carácter narrativo de la IAP y el “poder” de la palabra o de la “palabra
–saber”. El vaciamiento metodológico y deliberativo de los sistemas democráticos en la
actualidad hacen reconocer en el ciclo
originario de la IAP su dimensión política en cuanto una acción metódica de participación, de generación de “sentidos
comunes”, de expresión de las culturas y sus lenguas. Prontamente, en los años
80 pasados, la academia “progresista”
tendió a reconocer el “poder” de la IAP e cuanto modalidad de trabajo político
participativo en los movimientos sociales
pero negándole plena carta de pertenencia en la academia argumentando su
“extrema politicidad”. Fals Borda fue un protagonista principal de estas polémicas universitarias acerca de la relación de la “investigación social
institucionalizada” con la realidad de los movimientos sociales (Fals, 1988). En el
Encuentro Mundial de la IAP; realizado en Cartagena de Indias ,
realizado en 1997, Fals logró convocar a todas las redes globales de las IAP
inaugurándose un nuevo ciclo paradigmático en la relación de ésta con
los nuevos movimientos sociales y la necesidad de asumir la crisis de la
epistemología cartesiana-newtoneana ,
que aún se despliega, y que este número de La Piragua pretende retratar en su actualidad .
Para finalizar, digamos
que reconocemos en este ciclo original de la IAP , en el contexto
de la educación popular y de las primeras redes del CEAAL, desde la perspectiva
que nos dan cuatro décadas de trabajo educativo y político, el principio que la fundó , esto es: hacer
“ciencia social” desde los movimientos populares , dotando a la IAP de un instrumental
metodológico sistemático para acrecentar las capacidades de los sujetos para
asumir sus proyectos de vida , su protagonismo político, sus procesos de
liberación, la solución de sus problemas
sociales locales, para construir organizaciones de resistencia y defensa
de los derechos humanos y generar formas
de gestión de bienes comunes ( no
dejemos que recordar el uso de la “IAP”
para la creación de “capitales comunitarios”
desde organismos multilaterales que asumieron lo “metodológico” de la
IAP y redujeron su “política” a las “comunidades de emprendimiento” y de
“autoayuda” para enfrentar los “ajustes
estructurales” neoliberales ). Pero no
sólo hacemos este reconocimiento a la manera de ilustrar un hito fundacional
de la educación popular latinoamericana sino también queremos hacer
perdurar este núcleo epistémico-político releyéndolo en clave actual ,para
re-significar la IAP y la educación popular en la segunda década del siglo XXI: el (la) educador (a) popular
tiene en la IAP un marco y un desafío epistemológico medular: llegar
a ser un sujeto crítico- reflexivo, “hermeneuta” de la acción educativa ,cultural , social a partir de una práctica continua de elaboración de marcos
de análisis, de generación , distribución y diálogo de saberes , elaborando
“lenguajes de transformación” desde el
mundo de la vida y desde la política , aprendiendo e investigando con las
comunidades, recuperando viejos y nuevos saberes ,produciendo con esta mismas
comunidades relatos y narrativas que
apunte a “lo común”, a lo solidario, a
modos alternativos de producir, de organizarse, de participar
políticamente, de autogobernarse , de ejerce los poderes ciudadanos constituyendo, a crear redes y
movimientos sociales que desde lo local
no tengan miedo a pensar “el mundo entero”. Esta es la “ciencia para la
transformación” que propuso el maestro Fals, hoy diríamos la
“ciencia pro-común”, que en el contexto
multimedial y “expandido” que vivimos no
tiene escenarios únicos y “reservados”
para pensar, investigar y “educar para transformar”. Budd Hall le ha llamado recientemente
la “IAP ciudadana” y se está
produciéndose hoy mismo en algunas universidades , en las comunidades, en los movimientos sociales, en las redes, en las escuelas.
Referencias
bibliográficas:
Fals Borda, Orlando
(1970) Ciencia Popular, Causa Popular. Una Metodología del Conocimiento
Científico a través de la Acción, Ed. Nuestro Tiempo, México
Fals Borda, Orlando
(1981 y ss.) La Historia Doble de la
Costa (4 volúmenes), Carlos Valencia Editores, Bogotá
Fals Borda (1988) El Nuevo Despertar de los Movimientos
Sociales, en Osorio, Jorge y Weinstein, Luis, La Fuerza del Arco Iris
.Movimientos Sociales, Derechos Humanos y Nuevos Paradigmas Culturales, ISS,
CEAAL, Santiago
Fals Borda, Orlando;
Vio Grossi, Francisco; Gianotten, Vera;
Wit, Tom (1980) Investigación
Participativa y Praxis Rural, Mosca Azul, Lima
Freire, Paulo Freire
(1998) ¿Extensión o Comunicación? La
Concientización en el Medio Rural, Siglo XXI, México
Hall, Budd (2005) In From the Cold?
Reflections on Participatory Research 1970-205, Convergence 38(1), pp. 5-24
Jara, Oscar (2012) La Sistematización de Experiencias. Práctica
y Teoría para Otros Mundo Posibles, CEP, San José
de Shutter, Anton
(1983) Investigación Participativa. Una
Opción Metodológica para la Educación de Adultos, CREFAL, Pátzcuaro
Torres, Alfonso
(2009) Vigencia y Perspectivas de la
Investigación Participativa: bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/colombia/dcsupn/practica.pdf
Vejarano, Gilberto (1983)
La Investigación Participativa en América
Latina. Antología, CREFAL, Pátzcuaro
Viezzer, Moema
(2004) Si me permiten hablar. Testimonio de Domitila una mujer de las minas de
Bolivia, Siglo XXI, México
Vio Grossi, Francisco
(1988) La Investigación Participativa:
Contexto Político y Organización Popular, en: Osorio, Jorge y Weinstein,
Luis La Fuerza del Arco Iris.
Movimientos Sociales, Derechos Humanos y Nuevos Paradigmas Culturales, ISS,
CEAAL, Santiago
[1] Participaban en
la red de IAP del ICAE investigadores-
educadores populares como Bud Hall (Canadá
) , Rajesh Tandon (India) , Orlando Fals Borda (Colombia) , Francisco Vio Grossi (Chile), Oscar Jara
(Costa Rica) , César Picón (Perú) ),
Luis Rigall (Argentina), Alfredo Prado ( Perú), Moema Viezzer (Brasil), entre
otros-as (Hall,2005)
[2] Una
visión documentada del desarrollo histórico y conceptual de la IAP en América
Latina en el contexto de las ciencias sociales se encontrará en Torres (2009)
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