( Documento elaborado por el Consejo Internacional de Educación de Adultos (ICAE), 2012)
88 países respondieron la consulta mundial sobre el desarrollo de
la educación de
adultos (EDA) en el marco de los acuerdos de la última Confintea realizada
en
Belem.
En este
documento nos interesa analizar dos ítem de esta consulta: el que se refiere a
la definición de educación
de adultos que sustentan los sistemas y servicios públicos institucionalizados
de cada país y elque se
refiere a la existencia y valoración de “otras” modalidades sean no‐formales, comunitarias o de auto‐gestión social y que completan el mapa de la educación de adultos
en cada caso nacional.
Este
trabajo ha requerido recopilar, analizar y contextualizar las mencionadas
definiciones, buscandoidentificar
sus principios de coherencia en relación a las declaraciones retóricas que se
hacen y lossistemas
educativos que se implementan en los países.
En la
medida que este análisis se ha contextualizado en función tanto de las
tendencias virtuosas como de las
tendencias malogradas de la educación de adultos, podemos sostener que el
presente documento permite
establecer un marco para la reflexión de las proyecciones de la educación de
adultos bajo el paradigma
del “aprendizaje para toda la vida”.
1.La
Educación de Adultos se define como una modalidad
educativa y como un itinerario de formaciónintegral
durante toda la vida de las personas.
La EDA ha
llegado a establecerse en los países como una modalidad particular en los
sistemas educativos,
orientada a brindar servicios compensatorios o de regularización de los
estudios formales básicos y
secundarios. Por lo general, esta modalidad formal se articula con las
necesidades de formación
laboral y técnica, lo que refuerza un núcleo histórico en la EDA, el cual es
contribuir a la integración
de las personas al mercado laboral y a la cualificación vocacional.
Adicionalmente
se aprecia que esta definición de la EDA tiende a ampliar su sentido y “cobertura” incorporando
el concepto de aprendizaje permanente tanto como un derecho a educarse que
tienen las
personas así como una respuesta a las exigencias de la sociedad del
conocimiento y de la globalización
de las comunicaciones.
Por
tanto, los sistemas de EDA se plantean como una proyección estratégica para configurar
políticas en las
cuales la EDA se desarrolle no sólo como modalidad especial que responda a
necesidades educativas
compensatorias o de “segunda oportunidad” , luego de una deserción o “fracaso”
en el sistema
escolarizado, sino como un sistema‐red que ofrezca,
desde diversas agencias gubernamentales,
universidades, centros vinculados a gobiernos locales, y ONGs), itinerarios formativos
acreditados que permitan la educación permanente en diversos ámbitos de la vida
social y laboral.
Itinerarios definidos en función de requerimientos específicos de las economías
nacionales y regionales
y de las demandas culturales de la sociedad civil. Esta opción requiere de
autoridades públicas
que coordinen y acrediten las agencias proveedoras de servicios educativos, el
personal docente y
directivo, los marcos curriculares y la distribución de recursos.
Las
políticas de Educación de Adultos se debaten entre las demandas ciudadanas, los
incentivos para la formación
y las exigencias del mundo empresarial. No es evidente
que las exigencias de la sociedad del conocimiento genere toda la participación deseable,
activa y masiva en la EDA. Las incertidumbres sociales y de proyecciones
laborales que provocan
las dinámicas de la globalización están colocando en cuestión el sentido del “educarse”.
Las
ofertas públicas y las expectativas de los públicos emergentes de la EDA
(jóvenes, mujeres, adultos sociales,
desempleados, graduados sin perspectivas laborales requiriendo reciclajes) no
siempre coinciden.
Por tanto, las definiciones y declaraciones que sustentan las políticas y la
inversión en EDA establecen
nuevos incentivos para la participación educativa desde la exigencia de
continuar estudios o integrarse
a programas formativos como condición para obtener subsidios sociales hasta el financiamiento
de entidades privadas en las cuales los gobiernos externalizan el servicio
educativo confiando
en la capacidad del sector privado para desarrollar un mercadeo exitoso para la
provisión de
oportunidades educativas. El sector
empresarial, a su vez, opta por desarrollar sus propias agencias formativas,
vinculadas a
necesidades
directas de sus negocios o bien para difundir sus propias concepciones de
mundo.
Ante esta
encrucijada los gobiernos tantean , por un lado, la opción de la “modernización”
de las ofertas educativas
haciéndolas más flexibles y cercanas al público local o bien usando medios
tecnológicos que hagan más
“leves” el requerimiento de “educarse”; por otro ,lado exploran las
colaboración con organizaciones
de la sociedad civil para implementar programas de formación ciudadana ,
educació ecológica
y desarrollo comunitarios de base con la finalidad de satisfacer demandas
provenientes de la sociedad
civil que favorezcan procesos de autogestión educativa y desarrollen
capacidades de participación
ciudadana y de incidencia en las políticas públicas.
2. Tiempos y
espacios educativos en la Educación de Adultos
El
desafío de hacer atractiva la EDA y lograr mayores índices de inclusión social
y reconocimiento ciudadano
de sus participantes está obligando a que los países redefinan sus conceptos de
tiempos y espacios
para el desarrollo de la educación entre personas adultas.
Sabemos
que acercar o hacer converger la oferta educativa con las experiencias de vida
de los estudiantes
es un desafío institucional y pedagógico de gran envergadura. La tradición
escolar tiende a homogenizar
los perfiles del “público” y no cuenta con herramientas para identificar desde
la base las necesidades
de aprendizajes de las personas y comunidades y sus “estados de ánimo” en
relación al compromiso
con la propia educación. No sólo se evidencia cierta crisis del “horizonte” de
la educación, sino
también de las formas como se configuran los itinerarios formativos.
En países
pobres, la EDA tiende a constituirse como refugio y factor de humanización e
inclusión social, apoya los
programas de erradicación de la pobreza, de salud comunitaria y de economías
solidarias. En los
llamados países desarrollados según el criterio del PIB no está tan claro cómo
la EDA puede contribuir
más efectivamente a los procesos de “inclusión social” propios de sociedad “avanzadas”,donde el
desempleo estructural, el malestar con los sistema financieros y el
distanciamiento de las personas
con las formas tradiciones de la política democrática configuran un tipo de
crisis que algunos llaman
post‐material.
La
importancia que los ciudadanos‐as le asignan al bienestar
subjetivo, a la calidad de vida y al buenvivir está
ocasionando que la EDA defina un nuevo set de necesidades humanas para
identificar una estrategia
de desarrollo de capacidades que responda a la nueva sensibilidad social de sus
públicos.
La EDA de
base comunitaria pareciera que está en mejores condiciones de procesar estos
desafíos tanto por su
localización como por las metodologías participativas y vivenciales que
utiliza. Sin embargo, salvo en
algunos países de larga trayectoria y reconocimiento institucional de la
práctica de la “educación popular”
la configuración de políticas integradas de educación de base comunitaria con
otras modalidades
de EDA está siendo difícil. Especialmente en aquellos países donde la educación
comunitaria
de adultos es implementada por ONG, organizaciones locales, movimientos
sociales e iglesias
que están confrontados ideológicamente con los gobiernos de turno.
Un
desafío urgente de la EDA es adecuar su oferta a los tiempos y lugares en los
cuales transitan los ciudadanos‐as comunes. Las nuevas tecnologías de la comunicación, las redes
sociales, las comunidades
auto‐gestionadas de aprendizajes y los programas sociales de base deben
integrarse a la red de
medios de la EDA de manera sinérgica con la oferta que se realiza en
establecimientos localizados y con
formatos horarios estandarizados. Esto implicará una renovación de las formas
de enseñanza, el desarrollo
de regímenes tutoriales y planes de mejoramiento de la formación de los‐as docentes de la EDA
3. ¿Quién
define el plano de las competencias y la habilitación en la
Educación
de Adultos?
Los
sistemas nacionales de EDA avanzan progresivamente a nivel global hacia el
reconocimiento de saberes y
experiencias propias de las personas adultas en diferentes ámbitos de la vida
social y laboral. De esta
manera la EDA se configura como una estrategia de habilitación y de formación
en competencias,
según marcos o estándares nacionales o regionales de necesidades y
requerimientos especialmente
referidos a las dinámicas productivas, industriales, comunicacionales y de
integración y convivencia
ciudadana.
Esta
perspectiva tiene una dimensión muy positiva en la medida que se coordina la
EDA con las política de
desarrollo local o regional. Sin embargo, no siempre esta coordinación y los
programas que se implementan
son el resultado de acuerdos tri‐sectoriales
(gobiernos, empresas y sociedad civil), sino la expresión
de definiciones políticas centralizadas y que, por lo mismo, no siempre logran
conectar con los
proyectos de los actores sociales locales.
En
América Latina, esto está siendo muy evidente en territorios donde la industria
extractiva está tensionando
fuertemente la oferta educativa‐laboral en un sentido
instrumental que no es compartido por las
comunidades que se identifican con proyectos que privilegien el cuidado del
medio ambiente y el desarrollo
de industrias que pongan en valor bienes comunes y patrimoniales por sobre las
dinámicas mercantiles.
4. Coordinaciones
promisorias en Educación de Adultos: la asociación de
las agencias
pública y las organizaciones de las sociedades civiles
Los
informes de los gobiernos y las evidencias que muestran los estudios
internacionales sobre la EDA están
dando cuenta que siendo ésta un ámbito que podemos definir como “bien público”
( por su carácter
dignificador y que potencia la capacidad de las personas para participar de la
vida civil y social en
condiciones de igualdad y reconocimiento ) es clave que los procesos de
definición política e institucional
de la EDA se realicen según procedimientos que permitan coordinar las
iniciativas públicas con la
participación y cooperación de las organizaciones educativas no‐gubernamentales ( sin fines de lucro)
que poseen experiencias relevantes , una localización en los territorios y una
cercanía activa con las
comunidades .
Existen experiencias de asociación exitosas en la definición de
metas, estrategias,
ofertas
institucionales, definición de prioridades de financiamiento. Es preciso
socializar esta
información:
las asociaciones como estrategia de trabajo de la EDA es la que permite que
ésta llegue a constituirse
en un verdadero movimiento cultural, asociado a las dinámicas generales de una
ciudad o región.
La pedagogía social y la educación popular adquieren un patrón orientador en
algunas de estas experiencias,
muchas de ellas inspiradas en enfoques como el de las “ciudades educadoras”
(UNESCO).
5. ¿Definiciones
o proyecciones?
Decenas
de estudios en la última década han sistematizado las definiciones nacionales
de EDA. Existen historias
y trayectorias en cada continente que otorgan diversidad a estas definiciones. La
asimetría de los componentes de la institucionalidad de la EDA en el norte y
sur del planeta (sea por el tipo
de desarrollo educativo, condición económica, fortaleza de los sistemas públicos, gobernabilidad,
régimen político y capital social de cada país) es la razón por la cual es más
adecuado hablar de
proyecciones que de definiciones.
Las
definiciones obedecen al plano de las declaraciones, de los imaginarios y de
las “buenas razones” que
tienen los gobiernos para desarrollar la EDA en sus países. Sin
embargo, del material documental que hemos revisado, complementado con las
informaciones globales
con las que contamos, nos permiten más justamente identificar proyecciones, y
con ello
también
identificar desafíos, encrucijadas y asuntos críticos para el desarrollo de la
EPA en nuestro mundo en
transición
Vamos a
referirnos a continuación acerca de algunas de esas proyecciones: en algunos
casos en términos
optimistas, en otros subrayaremos las dificultades estructurales que nos
impiden avanzar en una EDA
inclusiva, participativa, responsable socialmente, crítica y empoderadora de
las personas y de sus
comunidades
5. ¿Cómo
vamos a apreciar el “progreso” de la Educación de Adultos?
Las
definiciones que declaran los gobiernos dan cuenta de que la EDA es un ámbito o
sistema complejo por la
diversidad de agencias, participantes, tipos de ofertas, expectativas y
necesidades del público, por tipos
etarios , sociales y de género participantes, por su localización urbana o
rural, por los procedimientos
de accesos a los servicios educativos, por las modalidades institucionales que
regulan el sistema,
por la mayor o menor colaboración entre el gobierno, las empresas y la sociedad
civil, por la diversa
refinación de los itinerarios formativos y los procedimientos de toma de
decisiones en la fijación
de
prioridades y financiamiento.
Ante todas
estas variables podríamos intentar hacer una tipología de sistemas de EDA en el
mundo, lo que no
estamos en condiciones de hacer a partir de la información específica sobre la
cual estamo trabajando.
Pero seguramente, si lo pudiéramos hacer llegaríamos a las mismas conclusiones
de los estudios
realizados en la última década por la UNESCO o por la OCDE.
A nuestro
entender un tipo de test orientado a ponderar el “progreso” de la EDA debería
partir
estudiando
tres dimensiones:
- Las
capacidades institucionales y profesionales instaladas en los países, sus
posibilidades actuales de liderar
el “progreso” o bien las estrategias que se precisa desarrollar para aumentar
la cadena de valor de las
agencias y profesionales actuando de manera sinérgica y de acuerdo a un plan
maestro nacional
- Los
procedimientos de rendición de cuentas de los gobiernos en relación a la EDA,
instalando sistemas de
información y sistematización de desempeños de acuerdo a metas consensuadas ,
lo que permite el
desarrollo de debates sobre la calidad de los marcos curriculares y la
pertinencia de la oferta pública en vista
del aprendizaje durante toda la vida.
- Los
modelos de aprendizajes y sus capacidades para trabajar con la diversidad de
actores de la EDA en contextos
sociales vulnerables ( en el norte y en el sur) y en una perspectiva de
formación para la vida- en‐común,
según el lenguaje de la educación popular de adultos
6. La
sustentabilidad de la Educación de Adultos
Un vacío
en las definiciones gubernamentales de la EDA es el tema de la sustentabilidad.
Las
evaluaciones
de experiencias exitosas de desarrollo educativo identifican como factores
principales de la
sustentabilidad de los programas a) el liderazgo y, b) el cambio de paradigma
en las formas de enseñar.
Ambos
aspectos deben ser analizados desde la EDA: Cómo se desarrollan los liderazgos
de la EDA en los países,
qué capacidades de influencia en la definición de políticas tienen las redes y
agencias internacionales
que promueven el aprendizaje para toda la vida, cómo es posible ejercer un
trabajo de mentoría
internacional efectiva y construir contrapartes proactivas en los países, son
algunos de los interrogantes
que son necesarios para definir mapas de progreso de la EDA a nivel global.
El otro
factor es el cambio paradigmático en el enfoque y práctica de enseñanza con (y
entre) las personas
adultas. La tendencia a escolarizar la EDA está vigente en muchos países, pues
les resulta viable
para organizar la oferta con los recursos que se cuentan. Pero no será posible
ampliar la participación
del público en la EDA si no se desarrollan nuevos modos de enseñanza que
reconozcan las reales
necesidades y expectativas de las personas jóvenes y adultas , adecuando las
ofertas a dinámicas temporales
y espaciales propias de una sociedad más móvil y sujeta a malestar profundos
que la indisponen
para volver a creer el carácter “emancipador” de la educación ( pensemos en los
jóvenes desempleados,
en las victimas de los procesos de des‐localización
industrial, en los llamados “inviables” en las “economías
del conocimiento” y los que viven dramas humanos frutos del desamparo, de la
migración
forzada y la desaparición de redes vinculares tradicionales, la violencia de
género ).
Se trata
de “avanzar articulando” y haciendo explícitas las metas esperadas (las
respuestas de los gobiernos
a la consulta en el conjunto de los ítem consultados tienden a invisibilizar
sus metas con sus respectivos
descriptores formales, indicadores y verificadores), desarrollando capacidades
colaborativascolectivas
y haciendo visible la “idea de futuro” que se constituye como horizonte de la
EDA.
Más allá
de la consigna del aprendizaje para toda la vida esta “idea de futuro” de la
EDA es aún un espacio
en disputa al cual concurren visiones políticas diversas acerca de la educación
en una sociedad en que
las incertidumbres están en ascenso. Este es el ámbito donde organizaciones
globales ( ICAE inclusive)
deben:
a) discutir, visibilizar y difundir ”victorias tempranas” y “ buenas
prácticas”,
b) tratar holográficamente
de alinear los actores de la EDA a través de redes y nodos de incidencia
pública,
c) acentuar
el carácter de bien público de la EDA en cuando derecho humano al aprendizaje
permanente y ,
d)
saber educar en los nuevos contextos de pobreza y vulnerabilidad ocasionado por
los daños colaterales
de la globalización “desde la comunidad” como lo plantea la cultura pedagógica
de la educación
popular.
SEGÚN UNA PRIMERA LECTURA, ME CABE UNA PREGUNTA DE QUÍEN/ES SON LOS LLAMADOS A HACERSE CARGO DE ESTA POSICIÓN FRENTE A LOS GOBIERNOS, INSTITUCIONES Y MÁS AL PÚBLICO O ESTUDIANTE QUE INVOLUCRAN EL TEMA, LOS PROFESORES, LAS INSTITUCIONES QUE HACEN USO DE ESTA "MODALIDAD", LAS UNIVERSIDADES, LA CLASE POLÍTICA, LA EMPRESA...?
ResponderEliminarME PARECE QUE SI BIEN EL TEMA ESTÁ SOBRE LA MESA HAY UN MANTEL QUE LO CUBRE