Jorge Osorio
Vargas
Valparaíso,
27 de agosto, 2014
Centro
Cultural Ex Cárcel.
Lo que
escribió C.Geertz en su libro “Interpretación de las culturas”, refiriéndose a
la la etnografía, vale también para
todas las humanidades y sus formas narrativas. Geertz sostiene que en las ciencias sociales y en las humanidades la
producción narrativa es y seguirá
siendo híbrida, tanto porque sus actuales epistemologías de
base y sus metodologías de
investigación exigen nuevas formas narrativas de socialización del
conocimiento, como por la riqueza de hacer converger en el “saber de las
humanidades” los saberes que provienen
del conocimiento sapiencial y arquetípico y no sólo del conocimiento
disciplinario que proviene de las
ciencias.
Incluso más:
no se descarta, en la actualidad, que en la producción narrativa de las
llamadas clásicamente “ciencias del
espíritu” se incorporen estrategias biográficas que den cuenta sin inhibiciones
positivistas los itinerarios
hermenéuticos personalismos de cada
investigador-a s. Jung hablaba de un conocimiento meditativo para englobar todo
esto, como contra cara del conocimiento
instrumental . Lo hacía no sólo para subrayar la importancia del saber de la
“sabiduría” sino como un llamado a que el intelectual asuma su condición de
sujeto - su profunda sabiduría dicha en claves arquetípicas- , haciendo
,entonces , de su reflexión un ejercicio meditativo, una “ciencia profunda”.
El gran
atractivo que tiene para mí el libro de
María Teresa, que comentamos hoy, es ver
en escena un proyecto que manifiesta itinerarios de pensamiento y de escritura
consonantes con los mencionados planteamientos. Es lo que lo hace un “libro
profundo” tanto desde una escritura letrada como también de la icónica.
Letra e imagen configuran un
sistema de apreciación y de producción narrativa que me ha exigido una lectura cómplice, no sólo para ser parte de la gracia
de sus contenidos, sino también para animarme a escribir una propia
síntesis y buscar mis propios cauces
meditativos.
No creo desmedirme
si digo que el texto de María
Teresa requiere una lectura a la manera
del “oficio de las horas” según la tradición monástica. Lo digo porque María
Teresa nos invita a reordenar el criterio de lectura de los textos disciplinario al uso y nos coloca, o
nos invita, a un ejercicio de
contrapuntos, de contenidos, de formas, de tiempos. Sería válido decir que es un texto collage,
como collage es la organización de la meditación en el “oficio de las horas”. Hay declaraciones, recordatorios,
repeticiones, imágenes que admirar, poesías, salmodias y saludables hagiografías
(como la de Francisco Varela, que se despliega de diversas formas a través de
todo el libro )
El libro de
María Teresa Pozzoli nos plantea de entrada una reflexión sobre su
género: ¿Es un ensayo? ¿Una colección de reflexiones configurando una unidad “implexa”? . ¿Un ejercicio emancipado de escritura
biográfica?. ¿Un manifiesto? . ¿Un collage con sello neo-barroco: es
decir, como sostenía Severo Sarduy una
fuga a toda velocidad de la línea?. ¿Un diálogo confesional con la psicología
profunda del pensar, del escribir, del desear?
No resulta
vano traer aquí la presencia del ya fallecido escritor austriaco W.G.Sebald, que en
su libro “Los Anillos de Saturno” y otros, configuró una nueva manera de decir las cosas “calladas”,
los paisajes vacantes, de “decir lo que ve la mirada sin ojos”, para que lo que leíamos y “veíamos” tuvieran un contrapunto hiper-textual incorporando al texto letrado fotografías, paisajes, retratos . María
Teresa también lo hace. Por eso, una forma de leer su texto puede es realizar
una recorrido crítica de su
iconografía, rastreando su origen, los
criterios de selección ( Nota: La verdad ya supe, me lo dijo María Teresa en un café: tales imágenes fueron más bien una
manifestación de azares o de encuentros lumínicos, sobre los cuales, si
quisiéramos ir al fondo de su creación,
más bien deberíamos acudir a la
investigación sincrónica y arquetípica de Jung y no a
una hábil investigación argumental de su iconografía
Yo he optado
por llamar textos como los de María Teresa “narrativa memorial”. He estudiado esta narrativa memorial en las novelas, en las
llamadas narrativas de bio-ficción, en el testimonio histórico, en los
repertorios epistolares, todos itinerarios narrativos del Deseo de la Memoria
Siendo
entonces la narrativa memorial una narrativa indicial, que avanza dejando o
marcando huellas, me he dado un método de lectura para lo de María Teresa:
construir mi propio texto sobre su texto
a partir de un completamente discreto (o discrecional) ejercicio de identificar huellas, nodos, que
a partir de los cuales mi lectura intenta comprender la unidad dicha o no dicha a que aspira la autora.
Dicho esto
declaro dos nodos del texto de María Teresa: el primero lo distingo con lo
expresado en la página 144: ante el agotamiento, el desvanecimiento
del modo de vida instrumental, técnico, monólogico, es preciso elaborar y vivir
en un otro paradigma: el paradigma que reconoce la capacidad potencial de los
seres humanos para vivir recogido en el
ser y solidariamente actuar para el beneficio de todos-as. Es el
paradigma de la complejidad o de la estética de lo vivo y su pedagogía de la
integración, del mutuo reconocimiento, de la consonancia generativa de las
contrariedades, la negación de todo
macro-determinismo y la apertura a una “translógica que oficia como una expresión de
la resistencia del sujeto ante la
insuficiencia de la razón cartesiana”.
El segundo
nodo lo encuentro en la página 163: aquí María Teresa nos plantea, no por
arcana que sea, una gran y movilizadora
estrategia para avanzar en esta orientación: vivimos oportunidades numinosas
para expandir una nueva cultura: es el
viaje del loco o la transformación del dragón: ambas formas de nombrar el paso
del desconsuelo, la rutina, la pereza de la época al impulso de complitud, de
generación de una nueva configuración o
“eco-configuración” de la vida humana. Vaya desafío: el cambio de paradigma es un “cambio de
sentido” ( dice en la página 170), pero no a la manera de cómo lo han propuesto
los “filósofos académicos”, sino como un impulso colectivo, como una
pedagogía y una política de la complitud ( resuena la política de la vida de E.
Morin), que implica construir un “arsenal” operativo ( en la expresión de la
propia Marie Teresa ) , que resuena como
el “inédito posible” de Paulo Freire , mediado por acciones colectivas
orientadas a crear las condiciones para
la habitación de territorios justos, una
sociedad de “reunión” ( como dice María Teresa recordando a Francisco Varela )
Coloco a
María Teresa en el más propio canon de la tradición subversiva de Diógenes, de la tradición de la
parresia de Platón, del coraje del hablar verdadero, pero desde la habitación
de los márgenes, porque en sabemos ,y lo
vivimos , que en el “centro”, en el
poder “, no habita ni la justicia ni la
compasión, sino los agentes que nos impiden ver el sol, los que esclavizan a mujeres,
huérfanos y disidentes, los que fragmentan con bombas de racimos tecnocráticas
y métricas el saber profundo y lo intentan enceldar en el campo peyorativo de
“lo mágico”
Invito a leer
el libro de María Teresa, cuanto antes ,
pues nos animará la esperanza de que “
otro mundo”, otra forma de pensar y vivir
es posible , desde la propia “locura”, desde nuestro
propio “grito de dragón”.
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