Iniciativas de Investigación para el desarrollo de una Educación de Personas Adultas Pro-Común y Ciudadana
Iniciativas
de Investigación para el desarrollo de una Educación de Personas Adultas
Pro-Común y Ciudadana
Jorge Osorio Vargas
( Junio, 2015)
Desde la década de los años 80 del siglo
pasado la educación de personas adultas
(EPA) en América Latina viene
experimentando un déficit histórico y un rezago
significativo en relación a otras políticas educativas.
El modelo
“histórico” de la EPA desarrollado desde los años 60 se basó en las políticas de integración,
modernización económica y de movilización social, promoviéndose como una
dimensión clave de la participación comunitaria y política de la época. Bajo
diversas modalidades, la alfabetización, la educación básica de adultos y los
programas de capacitación para el trabajo sintonizaron con enfoques educativos
participativos y una crítica a los sistemas escolares. Una cierta y
pertinente visión des-escolarizante de
la EPA se nutría del pensamiento de intelectuales como Iván Illich y Paulo
Freire (por ejemplo, en las propuestas de educación de adultos en el gobierno
de la Unidad Popular en Chile) .La influencia de Freire se manifestaba, además,
en el desarrollo de un movimiento de educación comunitaria con una importante dimensión política, tanto
en los ámbitos rurales como urbanos. En el enfoque de Freire, la EPA no sólo era
una educación compensatoria o remedial
sino una “nueva forma de educar los sujetos oprimidos para construir una
sociedad justa”
Este
mismo principio dio lugar al movimiento
de educación popular , que en todo el continente desarrolló un giro importante
en la manera de entender la EPA asociándola a la concientización política y a
la articulación con movimientos sociales y de liberación. Manifestaciones de
este proceso fueron los movimientos de educación popular de los 70 y 80 bajo dictaduras en el Cono Sur y en clave
sandinista en Centroamérica
En general,
el ciclo de la educación de adultos
iniciada en los pasados años 60, sea en su
modalidad desarrollista (Chile, por ejemplo) o en su modalidad revolucionaria (Cuba y
luego Nicaragua), sea como parte de las
políticas educativas oficiales o de la educación popular, concluyó dos décadas después con las políticas de
ajuste neoliberales y con las nuevas definiciones de la educación de adultos que promovieron
los organismos financieros multilaterales como el Banco Mundial.
El llamado
consenso de Jomtien (1990) , hito
política y retóricamente muy significativo, tuvo una lectura
simplificada en la implementación de las
políticas educativas locales: la consigna de una educación que respondiera a las necesidades básicas de aprendizaje de
la población se redujo al de desarrollo de la
educación escolar básica de niños y niñas , perdiéndose el sentido que tenía el enfoque de
Jomtiem.
La prioridad
en la educación básica, en la ampliación de la cobertura de los sistemas
escolares, el mejoramiento de la infraestructura y el uso de nuevos materiales
educativos ocupó la centralidad de la
voluntad política de los gobiernos. La EPA pasó a un segundo plano. Se produjo un debilitamiento institucional,
financiero y de la economía política de la EPA.
Esto se
expresó en la reducción de los presupuestos nacionales para la EPA, la falta de
liderazgo de los Ministerios para
promover nuevos proyectos, la desaparición de divisiones especializadas
en los gobiernos y en la migración de cuadros técnicos. La EPA quedó reducida a programas
compensatorios, nivelación de estudios y la alfabetización básica.
Los procesos
económicos y la aplicación de políticas modernizadoras libremercadistas desde
los años 90 generan un nuevo ciclo de la
EPA orientado a la capacitación y a la formación para el trabajo. Sin embargo,
este ciclo ha tenido problemas estructurales serios al no articular la EPA con
el mejoramiento de la educación técnica, no sintonizar la EPA con las demandas de
las economías locales y regionales de manera diversificada, pero sobre todo al
privatizar el sistema de capacitación que dejó a la EPA orientada a la
formación para el trabajo como
prisionera de una oferta restringida e instrumental de parte de las empresas
de capacitación.
La falta de
incentivos, subsidios y reconocimiento de las necesidades de la población
restó toda capacidad de desenvolvimiento y autonomía a las personas que
potencialmente deseaban capacitarse según sus propias decisiones.
Otro tema
ausente en los proyectos de EPA ha sido la realidad de la deserción escolar que
provoca una presión juvenil creciente
hacia los sistemas escolares de EPA. Por ello, la EPA comienza a abrirse a la
denominación de educación de jóvenes y adultos, sin embargo existe una
desorientación política e institucional al respecto. No existen ni las
infraestructuras, ni los docentes, ni las metodologías para enfrentar este
nuevo dato. Está pendiente realizar
“estudios de caso” sobre cómo algunos han comenzado a responder
a los desafíos sociales y pedagógicos de
esta nueva realidad de una “EPA mayoritariamente juvenil”
A propósito
de las reuniones preparatorias de la CONFINTEA de 1997 (Hamburgo) se inicia un proceso de crítica a la
situación de la EPA y su desajuste con las demandas sociales, culturales y
ciudadanas. Este proceso encabezado por la UNESCO, CEAAL y CREFAL puso énfasis en lo que debían ser las bases
de una nueva generación de política de EPA. La posterior Confintea de
Belem (una década despues de la reunión de Hamburgo) demostró lo poco que se
había avanzado en este sentido, a pesar
del reconocimiento estratégico que se hace
de la EPA como vía de la democratización de la educación en la llamada sociedad del conocimiento.
Sin embargo, entre 1997 y
2000 (con gran protagonismo de la OREALC-UNESCO y CEAAL) se elaboró un cuerpo de planteamientos para
sacar la EPA de su enclaustramiento y articularla con las reformas educativas
que venían desarrollándose en el continente. En 2000 ya estaban disponibles,
también., las primeras evaluaciones
nacionales y de los propios organismos internacionales en relación a los
déficit de las políticas educativas banco -mundialistas y comenzaba a
plantearse el tema de la calidad de los aprendizajes como eje central, así como
la reforma de la educación secundaria,
de las condiciones laborales de los docentes, los nuevos currículo y una
necesaria vinculación del sistema escolar con las familias y el desarrollo de su capital cultural.
Las tareas que nos planteábamos en el 2000 pueden resumirse de la siguiente manera:
- Empoderar la EPA en las reformas
educativas, mejorando las dotaciones ministeriales, su capacidad de incidencia
en el diseño de las políticas y la
ampliación del gasto público para la EPA
- Redefinir el sentido de la alfabetización y
la educación básica de adultos en consideración de la participación creciente de jóvenes,
reconociendo sus culturas y sus diversas maneras de aprender.
- Establecerpolíticas formales de EPA en
los países fortaleciendo la investigación y la sistematización de los proyectos,
de los procesos y de los resultados de estas políticas
- Fortalecer mediante convenios y
cooperación la acción mancomunada de los
servicios estatales de la EPA con las organizaciones de Educación Popular.
- Abrir la EPA y sus proyectos a la
realidad de la nueva ruralidad y de la
incorporación de las particularidades culturales y lingüísticas de las
comunidades originarias en los países.
- Asociar la EPA a las políticas sociales y culturales estableciendo nuevos espacios y territorios
físicos y culturales para su desarrollo, convergentemente con el trabajo de
educadores sociales y populares.
- Adoptar un criterio territorial en la
EPA, dándole más autonomía a los gobiernos locales para establecer sus programas compensatorios de manera articulada con las proyecciones y
necesidades de los clúster productivos regionales.
- Definir la EPA como una inversión en
capital social y cívico: asociando la EPA con los procesos institucionales de educación ciudadana y medioambiental, en
conjunto con instituciones no gubernamentales y universidades.
- Definir la EPA no más desde una
perspectiva residual (como educación de lo residual) sino como una educación
para la autonomía, la creatividad , las acciones colectivas y la expresiones de
las personas en los todos los ámbitos del desarrollo humano ( arte, cultura,
música, historia)
- Generar programas de formación de docentes de
personas adultas en una perspectiva de “pedagogía social” y de facilitación de los procesos de
participación de las personas adultas en los ámbitos públicos y en los que se
crean a través de las redes sociales y las nuevas tecnologías de la
comunicación.
- Fortalecer los estudios y la
investigación teórica y empírica sobre los nuevos contextos en que se
desarrolla la EPA: que contribuya a definir sus sujetos, sus sentidos, sus
pedagogías
Estos desafíos nos planteaban reconocer una doble necesidad:
1. Establecer las rutas para avanzar en una EPA que recojan estas orientaciones
1. Establecer las rutas para avanzar en una EPA que recojan estas orientaciones
2. Investigar social, demográfica, económica
y culturalmente los contextos en que se desarrolla la oferta actual de la EPA y
evidenciar las dinámicas nuevas que están propiciándose desde los actores
sociales y sus requerimientos de educación
permanente, a través de las modalidades formales y no formales de la
EPA.
Posición al 2015:
Desde el 2000 hasta ahora nuestra opinión ha sido que estas tareas deben asumirse desde un enfoque de EPÄ que reconozca el derecho humano a la educación durante toda la vida y que la estrategia debe estar centrada en el desarrollo de las capacidades necesarias para que las personas y sus comunidades consigan su pleno desarrollo humano. Ciertamente, todo en un marco , aún ambiguo, acerca del rol y formas de organizar los sistemas escolarizados de EPA y a la búsqueda de una “institucionalidad” de la EPA que responda a los nuevos desafíos descritos.
No es el
momento de desarrollar en este texto el fundamento del enfoque de capacidades
en la EPA, pero bástenos señalar el giro conceptual, pedagógico, curricular, técnico y de concepción de la relación de la educación tanto con "el mundo de vida" como del "mundo ciudadano" que se imprimiría en la EPA si nos planteáramos , una "pedagogía crítica de la vida" oreintada a cuestiones como: el desarrollo en los sujetos de su "capacidad de auto gestionarse y reconocer su poder (cont) instituyente"; la capacidad para" crear ,compartitr y gestionar "bienes comunes" (la capacidad "ser común; la capacidad de acordar con otros llevar a cabo
proyectos de justicia y cuidado de la biodiversidad y del medio ambiente, etc.(Remito a la taxonomía de capacidades de Sen y Naussbam, que puede ser complementada con la taxonomía de necesidades humanas y satisfactores del "desarrollo a escala humana" (Max Neff, A.Elizalde) y de los enfoques actuales del "buen vivir" )
Uno de los
temas claves que es preciso asumir en estos días es trabajar en la "configuración" de la situación actual de la EPA (en "cómo se está configurando") ,en perspectiva no sólo de un ejercicio descriptivo o cartográfico, sino de establecer sus
sentidos desde sus propios protagonistas ( educadores-as, instituciones, comunidades) para hacer de ella una acción educativa significativa culturalmente y pro-común, es decir, una acción orientada a la ciudadanía, a la distribución y democratización social de poder y saberes y acceso real y garantizado, personal y comunitario, a los bienes comunes que se generan desde el conocimiento,las ciencias, las tecnologías,las artes, el diseño y la creación . Actualmente
circulan varias definiciones que están condicionando el desarrollo de la EPA pro-común o ciudadana.
Desde la
perspectiva de los “servicios educativos públicos” se considera la EPA como un
“beneficio”, lo que la sitúa como una política social remedial y asociada a una
acción con actores “residuales”. Estos actores
son considerados como “destinatarios” y están sujetos a un régimen de enseñanza rígido y
estandarizado. Lo que define a los participantes es su condición general de
“rezagado” sin considerar la diversidad social, cultural o etaria de estos.
Otra
definición común de la EPA desde el punto de vista de sus “destinatarios” es
considerarla como una educación para desempleados o jubilados que necesitan
nivelar sus estudios sea por su necesidad de optar en el mercado de trabajo o
por el valor simbólico de tener sus estudios básicos o secundarios completos en
el caso de los jubilados.
Una tercera
definición es la de la EPA como
formación o capacitación para el trabajo, lo que sitúa a la EPA, con
mayor o menor pertinencia e institucionalización según los países, en el ámbito de los sistemas de calificaciones y
certificación de competencias según los
criterios de las empresas.
Una cuarta
definición es la que considera a la EPA como un proceso convencional y también social y comunitario) de una educación para toda la vida. Entiende
la EPA como una respuesta al derecho humano del aprendizaje durante la vida
entera y en todos los ámbitos del saber. Esta definición es la que domina en
los documentos internacionales, y constituye, por lo general, el lenguaje
políticamente correcto de muchos países de la región.
Pensamos que
este enfoque nos permite conceptualizar de manera promisoria
una EPA centrada en las necesidades de aprendizaje de los sujetos, repensar la
dinámica de la demanda social por la EPA y diseñar nuevas formas institucionales
para una política pública de la EPA. Del mismo modo este enfoque es un adecuado telón para estudiar lo que significa la EPA como un
fenómeno cultural complejo que involucra diversos actores, sus culturas, sus
lenguajes, su género sus edades, sus territorios, sus saberes, sus
organizaciones y sus “sentidos” o proyectos de vida.
Si la
centralidad de la EPA está en los sujetos del aprendizaje podemos de igual
manera plantearnos temas como la demanda
por desarrollar la EPA en los lugares de vida y de trabajo de los participantes; la re significación de la
lecto-escritura en una sociedad / red / digital; la redefinición curricular
según territorios y poblaciones participantes
(pueblos originarios, migrantes y desplazados,
personas con necesidades especiales), entre otros no menos importantes
Sin embargo,
la adopción de este enfoque trae consigo plantearse críticamente la relación
de la EPA con el enfoque de “las necesidades de formación de “capital humano” “por parte de las nuevas políticas de formación para el trabajo
y el “emprendimiento” y dilucidar la
capacidad del modelo económico actual
para satisfacer una población educada a
través de empleos decentes; de igual manera es preciso diseñar una ruta
alternativa a una visión meramente “laboral” o “profesional “ de la EPA, resinificándola como una educación para el desarrollo humano,
donde la competencias y capacidades de los sujetos se forman no solamente para
responder a las exigencias de la
economía de mercado sino principalmente
a los requerimientos del “buen vivir”,
de la participación ciudadana y del potenciamiento de la capacidad
humana de actuar, pensar, imaginar y comunicarse en la sociedad actual que
exige reflexividad y la “comunitarización”
de los conocimientos como condición para el desarrollo de una “sociedad de
sujetos”. A esta nueva EPA deberemos llamarla la “EPA de lo Común”
Vamos a hora
las propuestas de investigación y formación para avanzar hacia una “EPA de lo
Común”: a la necesidad de contar con una información documental y empírica
actualizada acerca de las modalidades de EPA existentes (las antiguas y la emergentes, las normadas y
las auto-constituyentes y
auto-gestionadas, las estatales y las públicas-comunitarias), de las
comunidades, colectivos y pueblos participantes
y las dinámicas y códigos culturales de sus aprendizajes, debemos agregar:
1. La necesidad de desarrollar investigaciones
narrativas que permitan conocer las
necesidades y el “mundo cultural” y el “mundo de la vida” de
los participantes actuales y potenciales de la EPA
2. Analizar y evaluar los programas actuales de
EPA y sus conceptos de aprendizajes
3. Evaluar la calidad de la enseñanza y las
capacidades profesionales de los docentes en la EPA
4. Sistematizar y socializar modalidades auto-gestionadas de organización de redes de EPA que incluye a
organizaciones sociales en la definición
de la “oferta educativa”, de sus metas y estrategias pedagógicas
5. Analizar la EPA que desarrollan las
empresas y las entidades privadas de
capacitación profesional con subsidios
de los gobiernos, tanto para evaluar su pertinencia, sus metodologías de
aprendizaje y sus conceptos de educación y desarrollo humano, como para
fortalecer la capacidad de propuestas educativas de los sindicatos y
organizaciones de trabajadores
6. Investigar la contribución y la inversión
que realizan organizaciones no gubernamentales, organismos de educación popular
y otras agencias ciudadanas en el desarrollo de la EPA y su disponibilidad a
favorecer nuevas formas de organizar la EPA “desde abajo”, desde “autogestión”,
desde lo “pro-común”
7. Desarrollar programas de formación de
investigadores capaces de generar, diseñar e implementar cambios curriculares, metodológicos e institucionales en la EPA
8. Articular la EPA con los requerimientos de
la llamada sociedad del conocimiento y de la democratización digital:
analizando casos y prácticas exitosas que
se realizan en el continente, según el
principio de la distribución social del poder.
9. Revisar los marcos institucionales
existentes de la EPA y generar espacios de investigación y estudios en torno al
significado del enfoque del aprendizaje para toda la vida en la definición de
políticas de educación de nueva generación (acceso, integralidad, reconocimiento
de saberes, nuevas alfabetizaciones, autonomía regional, participación de los
sujetos, reconocimiento de pueblos indígenas)
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