Notas para el estudio bio-textual de los paradigmas transformadores generados en dictadura y su porfiada actualidad
Jorge Osorio Vargas
El título de esta
presentación es pretencioso, pero muy atrayente. Pocos o casi nadie se han atrevido a hacerlo
parte de sus investigaciones de tesis. Es una historia no suficientemente
contada. Los años de la dictadura también fueron años de una emergencia
creativa y de sentido común quizás pocas veces en la historia de nuestro país.
Una gran cantidad de testimonios, relatos, informes de investigación, registros
audiovisuales esperan exploradores y exploradoras para documentar y actualizar
los modos de cómo la “sociedad popular” (usando la expresión de Gabriel
Salazar) durante la dictadura creo recreo modos de concebirse y convocarse
desde la adversidad como comunidades de producción de “otros modos de vida”. La
sociedad popular como sujeto de otro modelo de “desarrollo humano” (que incluyó
lógica estratégica, emergencia emocional, solidaridad, expresividad corporal y
artística , resignificación de las relaciones de hombres y mujeres en la vida cotidiana , educación popular ,
nuevas economías locales, humor y
recreación ) entre otras ni menos importantes dimensiones)
Lo que espero en esta
presentación es trata de plantear cómo durante la dictadura y en el proceso de
diseño e implementación del llamado modelo neoliberal en nuestro país con sus consecuencias dramáticas en términos
de represión política, anulación del ejercicio de los derechos humanos , segregación
territorial, , privatización de los
servicios sociales básico , inseguridad alimentaria en los sectores populares y
desempleo masivo ( post crisis de fines de los años 70 e inicio de los 80) entre otras consecuencia
fue posible que se desarrollaran procesos de reconstrucción de vínculos
sociales de auto ayuda , de resignificación del hábitat o territorios populares
en una perspectiva de resistencia, cuidado y
generación de economía locales para asegurar condiciones básica de
consumo, alimentación y distribución, de implementación de redes culturales,
artísticas y de comunicación
alternativa, de generación de programas extendidos de educación popular y de
salud comunitaria de emergencia , de talleres de afirmación de los derechos de
las mujeres y de autoconciencia
corporal, de desarrollo personal y de atención a la salud mental de la víctimas
de la represión y de los-as que sufrían
el daño del despojo de derechos sociales conquistados durante década en el
marco del llamado “Estado de compromiso” ( cuyo fin escenifica el golpe del 1973) , de recuperación de
antiguas tecnologías campesinas que innovadas con la ingeniería básica de las
llamadas “tecnologías apropiadas”
creaban circuitos de agricultura familiar campesina y de intercambio entre comunidades ( una
ecología social en acción precursora del posterior movimiento ambientalista cuyos actores sería
protagonistas de estas experiencias de radical intento de cambiar las
condiciones de relacionarse con la producción, el consumo y el medio ambiente ) . Ya entrada la década
de los años 80 se ampliaban las redes de este “desarrollo alternativo” que para
varios-as adquiría el sello de una “política de la vida”, como solíamos llamar
a este movimiento alternativo, del “otro desarrollo”, y a posteriori usando la
consigna de Manfred Max Neef y de Antonio Elizalde, “desarrollo a escala
humana”. No quedaban fuera de este movimiento los llamados “talleres del miedo”
que nos capacitaban en la lucha no-violenta callejera donde se conjuntaban las
metodologías de los grupos de encuentro de Rogers y la pedagogía liberadora de
Paulo Freire.
Mirado a distancia podemos
comprender cómo la relevancia de estas experiencias comunitarias eran
posible por varios factores: uno de los principales era la noción de la
ocupación de los territorios como un espacio de redes , de protección y
resistencia, de expresividad cultural y de apertura a nuevos paradigmas de desarrollo humano bajo un pacto de recíproco protagonismo entre
el movimiento poblacional, las parroquias , los equipos de educación popular y un emergente sindicalismo
territorial .
Un segundo factor, y sobre
el que queremos referimos hoy, fue la potenciación mutua entre la
disponibilidad comunitaria a participar localmente y las estrategias de
Investigación-Acción que desarrollaban centros de estudios, ongs y
profesionales que desde el trabajo de sus proyectos sistematizaban sus
prácticas , elaboraban materiales de
capacitación e impulsaba teorías de rango intermedio, que procuraban asociar
esta iniciativas de “desarrollo local” con
marco de análisis globales… Lo que se llamaba la estrategia del
“macetero al potrero”
Lo que yo quiero plantear es
que bajo la dictadura hubo o emergió un
modelo de desarrollo multidimensional
generado desde “abajo” que tuvo originalmente una dimensión de
resistencia , que , sin embargo, llegó a constituir social y culturalmente una
nueva propuesta de sociabilidad humana , una cultura de reciprocidad y cuidado
, nuevas maneras de entender y practicar el consumo ( el “comprando juntos”) , una resignificación del territorio
local en cuanto tejido social inclusivo,
la generación de capacidades de liderazgo distribuido, en el cual las mujeres
tuvieron un protagonismo especial, dándole al liderazgo un sello catalizador de los “público y lo privado”(
véase la histórica consigna de este movimiento de mujeres ochenteras :
democracia en la calle y en la casa ) , la constitución de una red de
profesionales que fueron capaces de ir más allá
del “extensionismo” y de la promoción popular de los años 70 generando
metodologías de facilitación, acompañamiento, diálogos de saberes,
Investigación-Acción y apropiación de la consigna del “intelectual orgánico” - facilitador de la emergencia de lo popular
–
Todo este conjunto de
prácticas y de “teorías” configuraron ciertamente lo que Martin Hopenyand llamó
un “humanismo crítico” al momento de estudiar las formas de producción de
conocimientos sociales durante la dictadura, y que junto a Luis Weinstein, Antonio Elizalde y
otros-as llamamos “nuevos paradigmas en educación y desarrollo humano” y cuyos
contenidos están en los cuatro libros del Arco Iris que editamos juntos desde
fines de los años 80 años.
Por qué ´preferimos hablar
de “nuevos paradigmas”. Pues entendíamos que los procesos de transformación
global, las iniciativas de economía popular solidarias, el desarrollo local
como propuesta de resignificación del protagonismo popular en el gobierno de
las localidades y ciudades, la emergencia de nuevos movimientos sociales y de la redefinición de las relaciones
de estos con los partidos políticos y la
política en general (verbigracia los movimientos ecologistas y pacifistas en
Europa y la emergencia de los Partidos Verdes) , la necesaria y urgente revisión de los marcos ideológicos de la izquierda global y nacional tanto por
la derrota de la Unidad Popular como por
el derrumbe de los socialismos reales en
el este de Europa y las cada vez más
importantes refundaciones del rol que
los profesionales de lo social debían
asumir para darle sustentabilidad
a las experiencias del “otro desarrollo” implicaban un giro
epistemológico. Una transición de los
modelos mecanicistas, racio-céntricos del trabajo social y comunitario a
modelos sociocríticos, holísticos, sistémico, ecológicos. Y en este contexto es que el pensamiento
complejo de Edgar Morin y los icónicos libros de Frifjof Capra El Punto
Crucial y de Morris Berman El
Reencantamiento del Mundo se convirtieron en una plataforma para darle ,
por una parte, solidez a los procesos
epistémicos y políticos que estaban a la
base de nuestros proyectos de desarrollo humano, y , por otra parte, vincularnos con movimientos intelectuales y centros de
estudios globales que estaban sistematizando
para América Latina lo que posteriormente se universalizaría como “desarrollo
sustentable”. Entre ellos el Grupo Esquel al sur de Argentina, los grupos de
Desarrollo Humano de Max Neef y Elizalde, los programas de desarrollo endógeno
de Fals Borda en Colombia, la escuela del capital sinergético que Sergio
Boisier desarrollaba en ILPES-Cepal y las teorías del Desarrollo Local de
Arocena en Uruguay y Guimarães desde los bordes de la CEPAL. No menor sería la
influencia posterior de Humberto Maturana y Francisco Varela al introducirnos
en una biología cultural del amor, que avant la lettre, pusieron las bases de
las posteriores psicología, economías y pedagogías del Cuidado y de la Reciprocidad
(Carol Gilligan y otros) y de las filosofías y políticas del reconocimiento de
los comunitaristas actuales como Walzer, Taylor y otros. Esa biología cultural
del amor vino a darle “nombre” académico a la política de la reconstrucción del
tejido social que las organizaciones de base y algunas ongs desarrollaron como la
estrategia de sociabilidad alternativa y de resistencia a la precarización y a
la represión. Lo que Bosco Parra llamaría una alianza popular contra el daño. Y
magistralmente , desde la experiencia local, vino a releer y amplificar la
pirámide de las necesidades de
Maslow en perspectiva de “otro
desarrollo humano”, cuya pertinencia y relevancia actual en 2019 hoy
tendemos a leer como procesos sólo
salidos de la literatura y de las
investigaciones de los organizaciones internacionales ( digamos los índices de Desarrollo Humano de Sen y del
PNUD, la teoría de las capacidades humanas de Naubaum y los enfoques del “ bienestar subjetivo, la
seguridad alimentaria, el empleo decente de la OIT, los determinantes sociales
de la salud de la OMS.
La pregunta que nos queda plantear
es por qué esta energía cultural ,
social e intelectual quedó residual en la políticas post 1990 , por qué el
Enfoque del Desarrollo a Escala Humana no fue el sustento de la política
sociales de la primera transición ( que reiteró la focalización neoliberal como
el camino), por qué no fue posible que la economías locales solidarias y las campesinas de agricultura
familiar fueran fortalecidas como un
sector social de la economía , por qué la propuesta Maturana -Varela de
política educativa entregada a Ricardo Lagos , el primer ministro de Educación
de la transición, tuvo oídos sordos y se prefirió el enfoque tecno-modernización del Informe Brunner, por qué el desplazamiento ( u huía, fuga,
travestismo) de los profesionales del nuevo paradigma volaron al Estado y entraron en un encrucijada que sortearon
por la vía del pragmatismo, el marco lógico y la desciudanización y-o despolitización de sus roles
intelectuales y de sus perfiles
profesionales.
Habría que terminar con la
canción de Serrat: nunca es triste la verdad, lo que no tiene remedio.
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