Ir al contenido principal

Freire y la ciudadanía. Reflexiones desde la Educación Popular

 

Jorge Osorio Vargas

 

Ad portas de conmemorar los 100 años del natalicio de Paulo Freire un ejercicio de estudio y reflexión de su pensamiento acerca de la política, de la ciudadanía - comunidad  y de  la educación es muy  pertinente, máxime en este tiempo de crisis planetaria, que nos obliga a mirar los supuestos en los que sosteníamos la vida en común, la convivencia humana, la relación pedagógica entre generaciones y el cuidado del planeta al momento de ser impactados por el COVID 19. 

En el capítulo segundo de su libro Pedagogía de la Esperanza Freire habla de la negación que sostenían ciertos sectores  de izquierda, en los años en que escribía la Pedagogía del Oprimido, de  las pluri- posibilidades que toda acción política abre de cara  al futuro (imposible de predecir, pero sí de crearlo por la acción humana) . Los cuestiona porque sostenían  una  idea ultra optimista, de extremo historicismo  y  de voluntarismo liberador, creyendo  que la liberación vendría sí o sí , creencia refrendada  por   una certeza casi metafísica  de que la "nueva sociedad" estaba al alcance de la mano por la irrefrenable acción de las vanguardias revolucionarias.    Freire cuestionaba el "fondo epocal" de estos grupos  y  veía , en este modo de pensar , un extremo dogmatismo y la negación de su posición a que las transformaciones sociales sólo serían posibles a través de  procesos creativos, disputados , plurales , no bancarios políticamente", sin vanguardismo  e "inéditamente" “abiertos a la historia” (PE: p.71 )

Éste es el tema que quisiera desarrollar en este artículo,  escrito aún en un contexto de alta incertidumbre y tensión existencial.   ¿Qué tipo de educación queremos: una que esté definida por las actuales vanguardias tecnocráticas  que disciplina  y ajusta violentamente  los límites de  las posibilidades inéditas  de la historia  o una educación “abierta a la historia”?

En la misma Pedagogía de la Esperanza (PE: p.110) considera como clave para avanzar en este segundo sentido es  el reconocimiento de los “saberes de experiencia vivida”, y de este modo ratifica su definición de pedagogía como un diálogo de saberes y experiencias , situadas en culturas, territorios , lenguas , comunidades de vida  y estéticas diversas  y plurales, que habitan el mundo del pueblo.  Dar la voz y protagonismo a los saberes del pueblo es el sustento y horizonte de una didáctica culturalmente situada.  Por ello, la educación – la educación que siempre deberá ser popular, pues sólo así será efectivamente educación de y para todes - es primeramente una creación cultural, el resultado de procesos de creatividad cultural en que participen los que se convoquen a vivir en   con-ciudadanía, es decir los dispuestos a ser partícipes activos de una comunidad política (micro y macro) que no excluyendo o discriminando asume el proyecto de crear saberes comunes.   A esta ciudadanía podemos llamarla ciudadanía de aprendizajes o ciudadanía (comunidad) de saberes.  En el lenguaje de Freire se trata de una educación en que el mundo propio puede llegar a ser también el mundo de todos (PE: p.111). Un universo vocabular común es el sustento de una ciudadanía de aprendizaje.

Siendo este un proyecto que habita una historicidad no es posible desarrollarlo sin considerar la conflictividad social y las lógicas asimétricas del poder. El futuro no puede asumirse como una categoría abstracta sino como construcción política y cultural disputada y un búsqueda anticipatoria de formas que configuren   nuevos modos de vivir y educar. Para Freire condición para tal experiencia es la “toma de distancia de sí mismo”, una distancia creativa de sí mismo para saber cómo vivimos como educamos (PE: p.125)

Escribe Freire: “No podemos  existir sin interrogarnos sobre el mañana , sobre lo que vendrá , a favor de qué , en contra de qué , a favor de quién , en contra de quien vendrá; sin interrogarnos sobre cómo hacer  concreto “lo inédito viable” que nos exige que luchemos por él” ( PE : p.125).

Condición de la buena educación, de la educación libre y liberadora, exige una “intervención de lo intelectual” de quienes educan para  hacer de la  clave de la educación , esto es “leer el mundo”,  un proceso continuo de ampliación de los límites,  de ampliación de las posibilidades, a través de la lectura de las palabras y la lectura del mismo, confirmará el propio Freire.  Hermosa dialéctica plantea Freire: tomando distancia nos aproximamos (PE: p.136).  El mensaje para les educadores es “no somos técnicos” sino hermeneutas, hábiles para crear condiciones de diálogos generativos es verdad, pero esas condiciones son “existenciales” y no meramente tecnológica””. El recurso de quienes educan siempre será el círculo de conversación, lo que nos remite de alguna forma a la condición ancestral del círculo como arquetipo del aprendizaje”. No en vano podemos reivindicar el adjetivo de “circular” para la ciudadanía. Ciudadanía circular.

La educación liberadora será siempre experimentada con in-tensidad, con una tensión en doble dirección: hacia el (mundo) interior y hacia el (mundo) exterior.

En la década de los años 60 del pasado siglo movimientos sociales, culturales, terapéuticos, estéticos y epistemológicos hicieron del volar, del liberarse, de congregarse metáforas movilizadoras de una nueva educación. Rogers en la cultura californiana y Freire en América Latina son emblemas de tales movimientos.  Entre nos comenzamos a llamarla “popular” pues era para todos, en especial los que se sentían pueblo, desprovistos, vulnerados, explotados, invisibilizados y que pugnaban por presencia, por reconocimiento, por pertenencia, por un Ciudadanía circular.

De este contexto explosivo de creatividad, de protagonismo comunitario en la resignificación de la Ciudadanía como reconocimiento y poder autoconstituyentes se nutre el ciclo que llamamos moderno de la educación popular. La lectura del mundo como condición de la educación liberadora suscitó un giro epistemológico crucial con la investigación acción participativa que experimentó y sistematizó Orlando Fals Borda, con los movimientos de recuperación de las memorias populares y de los saberes ancestrales y campesinos, con la recuperación de la comunidad como escenario educativo, con la emergencia de redes y comunidades de aprendizaje. Se configuró un campo – una ciudadanía circular – de educadores y educadoras que abrió rutas pedagógicas críticas, dotó al pensamiento feminista de relevancia educativa, hizo de la educación un ver-juzgar – actuar de incidencia planetaria y ecológica , nutríó el tejido social que resistió las dictaduras , movilizó estudiantes en grandes campañas alfabetizadoras  y resignificó el sentido de la trascendencia en la educación  con una ética samaritana  y hospitalaria  que llevó al martirio a muchos educadores y educadoras. El tejido de las campesinas  y el testimonio de las Domitila de toda América hizo del enseñar – aprender un arte , una ética pedagógica y una  estética artesanal ,  desterrada por los reformismos tecnocráticos que han intentado urbanizar la educación campesina, blanquear la educación negra e  indígena , hacer de los y las maestros-as  técnicos efectivos , paramentando las didácticas y  negando la territorialidad  ( y su valor humano de la proximidad) , las lenguas diversas ( y su valor identitario) , los saberes vernáculos ( y su valor sapiencial)  y con ello desterrando una ciudadanía circular.

Para saber más:

Freire, Paulo (2015). Pedagogía de la Esperanza, Buenos Aires, Ed. Siglo XXI

Streck, Danilo et alter. (Organizadores) (2015). Diccionario Paulo Freire, Lima , VHS DVV, BMZ. CEAAL,

 

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pedagogía del Liderazgo Ciudadano

Creando Capacidades para el Liderazgo Ciudadano Enfoques conceptuales y metodológicos Jorge Osorio Vargas (Actualizado el 25 de julio, 2011) 1. Introducción. El propósito de este documento es plantear los enfoques educativos de una estrategia de formación de un Liderazgo Ciudadano en las redes, comunidades e instituciones sociales. Centrado en la idea de generar liderazgo a partir de la sistematización crítica que los (as) líderes hacen de su propio mundo experiencial y de sus aprendizajes la formación para un Liderazgo Ciudadano es un ámbito de reconstrucción de saberes prácticos y valóricos, un ámbito intencionado de conversaciones sobre lo público, y en particular sobre una nueva cultura de la sustentabilidad. Estas afirmaciones exigen propuestas metodológicas y estilos de capacitación distintos a los predominantes, por lo que es sustantivo establecer el mapa de la “pedagogía del liderazgo” que otorgue un sentido y una racionalidad integradora a la totalidad de las acciones f

De la Investigación Participativa fundacional a la Investigación-Acción Participativa Pro-común: ensayo memorial desde la historia de la educación popular latinoamericana

(Publicado originalmente en revista La Piragua N° 40, 2015: www.ceaal.org ) Jorge Osorio Vargas En 1980 en Ayacucho (Perú) y en 1982 en Pátzcuaro (México), se celebraron los I y   II Seminarios Latinoamericanos de Investigación Participativa (IAP) respectivamente, con la presencia de educadores e investigadores   de nuestra   región y de Europa, África y Asia. Contamos con las publicaciones que dan cuenta de las ponencias y experiencias que se presentaron en tal es ocasiones. Por la difusión continental de las mismas podemos señalar que ambos eventos constituyen hitos emblemáticos de la IAP latinoamericana (Fals et alter , 1980) ;Vejarano, 1983). Sin embargo,   antes   de tales eventos , la red de IAP del Consejo Internacional de Educación de Adultos (ICAE) , reunida   en la Conferencia Internacional de IAP realizada en Cartagena de Indias ,en abril de 1977,     había diseñado    imaginado   un   plan para la creación del Consejo de Educación de Adultos de América Latina   y

Problemáticas emergentes de la educación de jóvenes y adultos : desafíos y necesarias definiciones. Documento de trabajo .

  Jorge Osorio Vargas [1 Desde la década de los años 80 del siglo pasado la educación de personas jóvenes y adultas (EPJA) viene experimentando un déficit histórico y un rezago significativo con relación a otras políticas educativas. El modelo “histórico” de la EPJA desarrollado desde los años 60 se basó en las políticas de integración social, modernización económica y de movilización social, promoviéndose como una dimensión clave de la participación comunitaria y política de la época. Bajo diversas modalidades, la alfabetización, la educación básica de adultos y los programas de capacitación para el trabajo sintonizaron con enfoques educativos participativos y una crítica a los sistemas escolares. La visión desescolarizante de la EPJA se nutría del pensamiento de intelectuales como Illich y Freire. En el caso de Freire su pensamiento educativo se manifestaba además en un movimiento de educación comunitaria con una importante dimensión política, tanto en los ámbitos rurales como urba