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La Trama de la Vida

La trama de la vida
Utopía y Convicción para una
Pedagogía eco-reflexiva

Graciela Rubio



Jorge me ha solicitado que participe en la presentación de su libro, ello ha sido un honor para mi y a la vez ha exigido un doble ejercicio por un lado, en una primera instancia, leer su obra; proceso que no se diferencia de otros que hemos compartido en la escritura dialogada que hemos realizado en el último tiempo y, que implica un reconocimiento de lugares comunes, preocupaciones por abrir conocimiento y nuevas perspectivas para comprender lo que hemos sido como sociedad y lo que nos está sucediendo y transformar el mundo en que vivimos. No obstante, para mi, ponerme en la segunda instancia, aquella que, usando la expresión de Carlo Ginzburg, exige una distancia, ver las cosas como si fueran una adivinanza, es decir vislumbrar en sus palabras sus propósitos y vincularlos con la escucha de aquellos que la van a leer, ha exigido de mi otros procesos que tienen que ver con situar estos “papeles de reflexión” en un contexto público que exige una doble mirada que espero llegar a exponer.

En un mundo en el que se agudizan las contradicciones y desigualdades en medio del cual pareciera que lo público se desvanece como referencia de espacio común compartido, la propuesta reconoce la complejidad como referente paradigmático para orientar la acción educativa hacia una comprensión de las experiencias en la sociedad de riesgo que permita contribuir a la formación ciudadana fundada en la responsabilidad.

La obra apuesta a asumir la complejidad y la incertidumbre resignificando las bases de los paradigmas crítico y hermenéutico como fuentes para una educación liberadora para estos tiempos. Jorge con una mirada asertiva, profunda y vertical sobre la sociedad funda en estas bases paradigmáticas la certeza, la convicción de la posibilidad de emergencia de una “actitud” crítica transformadora que debe ser creada por el educador-investigador.

La centralidad de esta resignificación como condición refundadora del paradigma crítico y hermenéutico se basa en recuperar la trama de la vida no como una entidad de reflexión (mundo de la vida), sino vista como una compleja red de relaciones vitales contingentes, arrojadas al mundo y en este mundo, en que, reconociendo su transitividad vislumbra desde allí lo trascendente que emerge como certeza de la experiencia de lo humano. Desde allí se proyectan las claves para ser y estar en el mundo complejo. Precisamente, la trama vital compleja provee de fuentes para su comprensión y su critica necesaria que posibilita su transformación.

Subyace en esta visión cierto vitalismo una confianza humanista, una certeza y convicción que emana de la propia experiencia, que confía en un sentido construido en medio del fragmento de la contingencia, sentido que se nutre de una temporalidad que se mueve críticamente desde el presente desigual, injusto y plagado de estrategias banalizadoras que recluyen la palabra a un vacío que reduce la experiencia a una insignificancia. Desde esa constatación es que emerge la crítica, como deseo de otro futuro.

Múltiples temporalidades anidan en lo próximo complejo, pronto, en este presente y en un tiempo indefinido. Es necesario romper con las articulaciones temporales propiamente modernas, no anularlas, sino reconfigurarlas para situarnos en la contingencia, en todos los tiempos, con el pasado en el presente (atentos a nuestro pasado) y con el guiño hacia el futuro (lo próximo). Releva en este redimensionar el tiempo, la utopía, como un proyecto próximo, en que desde la educación y desde los prácticos reflexivos inmersos en su trama es posible “mirar” futuros, apropiándose de la complejidad, es decir reconociéndonos en ella, siendo/ahí, en ella.

Nos propone seguir un camino en que se conjugan así, certeza vital e investigación y situados en el campo de la educación refundar un nuevo modo de estar en ella desde un continuo metodológico que encarna como actitud y que valida en los sujetos que participan de este proceso en sus facultades interpretativas, generativas(creadoras),interpretativas y reconfiguradoras, alojadas en las redes comunitarias y que son susceptibles de involucrarse en un contexto en que articulan dimensiones prácticas, metodológicas, reflexivas e instrumentales para plasmar la acción en un contexto ecológico planetario.

Es la plataforma educativa la que también se redimensiona desde este pensamiento/aprendizaje eco-reflexivo, nos convoca a remirar la educación en su dimensión trascendente, discusión que en nuestro país ha estado silenciada y más bien abrumada por las políticas tecnocráticas centradas en el rendimiento, el supuesto consenso entendido como ausencia de deliberación y el control. Se propone desde este aprendizaje eco-reflexivo, una vuelta a lo humano y a su reflexión, desde y con los propios fundamentos de la condición humana. Es el saber pedagógico necesario que debe emerger para hacer realidad este vinculo entre los sujetos y lo próximo complejo. Para ello, se requiere de una pedagogía que se piense a sí misma fundada en una sustentabilidad, capaz de generar y comunicar un saber analítico e interpretativo fundado en cimientos ecológicos, sociales y culturales en un contexto planetario. Para ello, es un deber de la pedagogía abrirse a una teoría de aprendizaje ecológico-reflexivo, reconociéndolo como una practica cultural en la cual se desarrollan críticamente diversos discursos, políticos, culturales y técnicos en los cuales se apoya una agenda medioambiental que debe ser debatida por la ciudadanía.


Finalmente la pedagogía y el educador/investigador, son los encargados de movilizar la trama humana en un contexto político-público. Por ello los profesionales de la educación son vistos como intelectuales públicos que deben luchar desde la convicción antes enunciada por una nueva acción que problematice los paradigmas heredados para abrir a nuevos saberes y funde desde allí nuevos saber-hacer. Esto es, que en su carácter generativo, sea capaz de intervenir en la historicidad de los proyectos existentes.


Paradigma complejo y pedagogía como actividad política tejen desde la validación de la trama vital una nueva narración critica de la experiencia en aras a lo próximo complejo. Complejidad y pedagogía se desarrollan en tres ámbitos que la sociedad neoliberal ha procurado invisibilizar y destruir; comunidad, democracia y rostro, que como dispositivos de una referencia humana de lo complejo y en medio de lo incierto son resignificados desde la certeza para configurar una sociedad mas justa. Estas referencias de los humanos; comunidad (redes-horizontalidad); Democracia (igualdad-libertad) y rostro son validadas en medio del devenir y la incertidumbre.

Sin miedo al riesgo, fundado en la certeza de que la educación liberadora y una pedagogía de lo próximo complejo puede validarlos como fuentes para la creación de una sociedad mas justa y humana. De ahí que sea necesario impulsar nuevas acciones formativas neoparadigmáticas con los educadores, que desarrollen el componente critico-utópico-ético de la complejidad y vislumbren mundos alternativos, se replanteen desde su trabajo practico local, el tema de las finalidades educativas, la enseñabilidad de una ética social planetaria” Ello es posible si abordamos la educación abierta al mundo social y a lo humano.


Emerge de esta pedagogía eco-reflexiva una ciudadanía fundada en una Ética del cuidado, esto es responsable ante el rostro, no desde valores universales sino atentos al sufrimiento del otro, un igual con quien nos miramos en reciprocidad, frente a quien desarrollamos un re-conocimiento. Esa es la democracia deliberativa fundada en la responsabilidad, que expone diálogos morales y sitúa a la sociedad ante decisiones de valores. Que debe ser capaz de acoger la diversidad y el rostro desde una equidad procedimental que articule crítica y responsablemente los diálogos morales. Jorge vislumbra así una Política de la vida que reestablezca y repare las solidaridades dañadas por las experiencias dictatoriales y la segmentación del mercado, en suma que refunde una educación ciudadana sustentada en la reflexividad y la escucha del otro, que de paso a una nueva lectura de los derechos Humanos.

Esta nueva sociedad que emerge a trasluz de la que vivimos, o mejor en la que estamos, se presenta como un deber moral a construir que demanda una pedagogía que valore la reflexividad y la diferencia, que este atenta a los intersticios que los sistemas educativos dejan en cada espacio que finalmente es un espacio de relación vital en el cual esta en juego la política de la vida, sea capaz de crear cursos de acción sustentables que requieren de una racionalidad practica valorativa; una ética afectiva(justicia),una hermenéutica y una reflexividad.

La educación eco-reflexiva se nos plantea como un proyecto ético político imperativo, que debe crear capacidades juveniles y adultas, abierta al mundo social comunitario y fundada en la ética del cuidado atenta a la actitud desesperanza instalada, a los bloqueos al pensamiento que genera la banalización imperante en la conversación pública sobre los que somos como sociedad, vigilante y sospechosa de la memoria fundada en el olvido que se instala aprovechándose de la dispersión del tiempo y de su aceleración interesada hacia un futuro sin utopía, y dispuesta a luchar contra la ciudadanía plástica que se funda en el consumo y la vida privada negando el rostro del otro.



Las reflexiones de Jorge transitan desde una convicción personal que apela a la trama de la vida como fuente de respiro, es portadora de horizontes en los cuales es posible imaginar y fundamentar una sociedad distinta a la que vivimos, una sociedad que desde sus fuentes comunitarias, la democracia y el rostro, si es orientada por una pedagogía eco-reflexiva, podrá aspirar a ser mas justa, humana y feliz.



En cierta forma, esta propuesta es un deseo, una utopía, abierta a la contingencia, reconocida así desde la condición humana, provisoria y trascendente a la vez, crítica del referente clásico moderno pero fundado en ellos. Emerge en contextos personales que han estado marcados por las rupturas de lealtades, el desconcierto y el abandono de las confianzas, pero que no obstante esta fase claroscuro, se abre a imaginar con mayor fuerza la posibilidad de crear. Las reflexiones de Jorge son una apuesta que conjuga en este giro temporal la ruptura epistemológica (política y ética) con la necesaria vuelta a los orígenes, el pasado en el futuro como una apuesta reflexiva, hermenéutica, crítica y vital confiada en los rostros próximos para este presente que experimentamos.

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