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El "campo ciudadano" en la estrategia curricular crítica


Ponencia de Jorge Osorio V (Diplomado de Educación Crítica , Universidad de La Serena, julio, 2012 )

 1. El punto de partida.
  
Al inicio, dos aspectos son necesarios relevar en relación al tema que nos convoca:

 a) Las llamadas  “enseñanzas transversales”   de las  reformas educativas y de modernización curricular de la última década del siglo pasado   buscan poner a tono el rol de las escuelas con la formación ciudadana y constitucional;

b) estas políticas han dado lugar , en destacados casos, a experiencias y proyectos innovadores , que han permitido la ampliación del concepto de educación ciudadana y de los derechos humanos más allá del “contenido doctrinario y constitucional”, suscitando la articulación de las prácticas educativas institucionales con nuevos desafíos curriculares y culturales, como son los temas del medio ambiente, la no discriminación, los enfoques de géneros en la gestión educativa, los derechos de los pueblos originarios, la ampliación de la ciudadanía a ámbitos sociales y económicos y la enseñanza de las violaciones de los derechos humanos durante el ciclo de las dictaduras militares en el marco de una “pedagogía de memoria” 


2. Dos enfoques sobre educación para la ciudadanía en las Reformas.

 En las propuestas de “educación ciudadana” desarrolladas en el marco de estas Reformas disputan dos enfoques:

 
a) El primer enfoque se fundamenta en la noción de gobernabilidad democrática. Su argumento es el siguiente: las democracias latinoamericanas requieren modernizas sus instituciones, especialmente sus parlamentos y el poder judicial, aumentar los índices de transparencia, implementar mecanismos que procesen conflictos sociales cuyo factor principal debe ser un sistema de partidos políticos sólidos, acrecentar el acceso a una educación de calidad y desarrollar políticas de combate a la pobreza y de protección social. Todo esto en el marco de un modelo de mercado que no se somete a discusión, aún mas, se trata de dotar a los sistemas políticos de una racionalidad liberal que permita la consolidación de la inversión extranjera, la seguridad mercantil y una postura leve del Estado en relación al funcionamiento del mercado. Este esquema se asocia a los valores de la democracia representativa y si bien se reconoce los déficit en el funcionamiento de ésta se apuesta por la modernización constitucional y el desarrollo de políticas de las llamadas igualdad de oportunidades o de crecimiento con equidad. Los derechos humanos se reconocen como atributos constituyentes de la democracia y plantean los diseños de gobernabilidad en perspectiva de conseguir que la democracia sea capaz de moderar y consensuar la garantía y la exigibilidad de estos derechos en todas sus generaciones. Retóricamente se reconoce que el sistema educativo tiene un rol fundamental para sustentar una cultura cívica que desarrolle esta democracia de los consensos y que asegure que los llamados sectores emergentes se expresen o se confronten dentro de los marcos de la democracia representativa. En las reformas curriculares se ha acentuado el peso de la enseñanza de los derechos humanos desde este enfoque de civismo democrático

 
b) Un segundo enfoque que ha orientado la educación en derechos humanos en las reformas educativas se sitúa desde la perspectiva del desarrollo de una educación ética, ampliando el carácter de la enseñabilidad de los derechos humanos hacia una concepción educativa que concibe la acción formativa en relación a los sujetos y a sus esferas de actuación moral y social. Se hablará de una educación deliberante y de la formación de estudiantes deliberantes como condición del aprendizaje de los derechos humanos, poniéndose el acento en las capacidades morales y en las competencias de participación de los jóvenes ante los asuntos de interés público. Según esta orientación, las esferas de la educación ciudadna están mediadas por una idea de ciudadanía democrática que se constituye no sólo desde lo institucional sino: 

1) desde la práctica de una ética política que se expresa en la voluntad de construir sentidos comunes para participar en el ámbito público;

 2) en el desarrollo de la autonomía y la responsabilidad de los sujetos; 

3) en la generación de acciones colectivas para la democratización de la sociedad, la participación en los mecanismos existentes para exigir derechos y libertades al Estado; 

4) el despliegue de una subjetividad sensible a la ayuda mutua, el reconocimiento, al cuidado de las personas y del medio ambiente, a la solidaridad y a la no-discriminación



3. Fuentes pedagógicas para la educación para la ciudadanía.


a) Una Pedagogía acerca los atributos jurídicos de la democracia, es decir sobre el reconocimiento, la protección y el ejercicio de los derechos civiles y las libertades públicas reconocidas en un Estado Social de Derecho. 

En sentido estricto, podemos decir que esta definición tiene como fuente genuina la tradición liberal-democrática de ciudadanía. Una agenda de fortalecimiento de la ciudadanía en este ámbito se relaciona con las reformas políticas-institucionales que permitan formas de participación directa, iniciativa popular de ley, libre acceso a la información del gobierno  , control ciudadano de las políticas gubernamentales, gestión participativa de los presupuestos locales , incorporación de la revocación de mandato de los representantes elegidos por votación popular, la democratización de los gobiernos regionales, entre otros asunto no menos importantes. En este plano el concepto de ciudadanía se vincula con el respeto cabal de los derechos humanos y es un verdadero test de calidad democrática de la institucionalidad del Estado en un nivel fundamental.

b) Una Pedagogía sobre el respeto de la diversidad, la tolerancia, la integración, la no – estigmatización y no-discriminación sea por la razón que fuese. En este plano, distinguimos demandas como un marco legal que sancione la no discriminación, el respeto de los derechos de los emigrantes y el cumplimiento de los compromisos internacionales y multilaterales que has suscrito los Estados.

c) Una Pedagogía sobre el reconocimiento de las comunidades y organizaciones de la sociedad civil como actores que deben ser valorados , consultados , integrados y sujetos , a través de instituciones formales, del control ciudadano de la gestión pública y de las autoridades , más allá de la función constitucional de fiscalización que ejercen la institución parlamentaria y otros órganos contralores del Estado. Este reconocimiento del “sujeto ciudadano” es clave para fundar una democracia sujeta al control ciudadano formal, que dispone de un sistema de acceso a la información que se genera en las instituciones públicas.

d) Una Pedagogía sobre el proceso comunicacional y deliberativo que constituyen las democracias, que permite reconocer identidades colectivas de distinto signo que configuran la democracia como un espacio de diversidades. Por esta razón podemos hablar de “ciudadanía compleja” , es decir de una ciudadanía que necesita, para desarrollarse, la existencia de un capital cívico y social que permite estándares básico de confianza, existencia de procedimientos formales o informales para resolver conflictos por la vía no-violenta, y colectivos o comunidades organizadas de diferente manera que generen en la sociedad las capacidades estratégicas de toda democracia , como son la argumentación, el diálogo, la creación de acuerdos sociales, la participación comunitaria. Existe una relación directa entre la calidad de la Ciudadanía y el capital cívico y social existente en la sociedad.

e) Una Pedagogía del proceso de producción social de valores, es decir, de la generación de recursos morales cívicos y sociales, lo que remite a la realidad normativa democrática fundamental de la democracia, esto es: los derechos humanos.



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