Construyendo una plataforma para el desarrollo de capacidades neoparadigmáticas de la educación de personas jóvenes y adultas desde el reconocimiento del derecho humano a la educación durante toda la vida. Documento de trabajo (julio, 2020)
Jorge Osorio Vargas
La experiencia que vivimos en América
Latina a través de programas comunitarios de educación de personas jóvenes
y adultas (EPJA) , desde el marco de los movimientos sociales de esta segunda
década del presente siglo , confirma que
estamos construyendo con acciones y pensamiento la emergencia de nuevas capacidades neoparadigmáticas.
Si nos situamos en el paradigma de "la
educación durante toda la vida” nuevos ámbitos de socialización
educativa están siendo tan relevante como la escuela misma. Redes sociales,
experiencias comunitarias, movimientos ciudadanos, agrupaciones de
comercio justo y consumo sustentable, organizaciones eco-políticas, movimientos
estudiantiles, plataformas de reivindicación de los derechos de los colectivos
que trabajan contra toda forma de discriminación (de género, de etnia,
lingüística, etaria o por el lugar de residencia o de origen nacional
(migrantes, refugiados) están configurando un gran ámbito de trabajo
educativo.
Es relevante señalar que este trabajo
educativo se realiza bajo diversas modalidades, que incluyen preferentemente
formas no-escolares , sin embargo : la sistematicidad de sus propuestas y
programas, sus propuesta teóricas y epistémicas, sus innovaciones
metodológicas, los procedimientos de formación de sus “educadores-as de base”,
la Investigación-Acción que se produce en sintonía con proyectos
universitarios y de alcance académico y su capacidad de incidir en
las políticas de educación en los países están configurando un potente
movimiento educativo-cultural que concreta la utopía del
“aprendizaje durante toda la vida” en la vida de las comunidades y de los
colectivos, en especial de los más vulnerados en sus derechos sociales y
políticos y “precarizados” ( es decir, llevados a condiciones de vulnerabilidad
y precariedad en sus condiciones de vida) por efecto de las
políticas económicas neoliberales predominantes.
Podemos resumir la
orientación de este movimiento refundacional de la EPJA situada en los
movimientos sociales a través de los siguientes ejes
constituyentes:
- Promoviendo el conocimiento de la historia
de las comunidades vulneradas y de sus territorios, sus recursos y patrimonio
natural y cultural, recuperando la memoria histórica de sus luchas
de emancipación y creando capacidades para escribirlas y comunicarlas
- Promoviendo que las comunidades se
identifiquen con formas colaborativas de vivir y educarse: una pedagogía de lo procomún
- reconocer otras comunidades, establecer alianza
- Promoviendo una educación centrada
en la vida de los sujetos y en el desarrollo de sus capacidades para “leer el
mundo propio y ajeno”, propiciando una lectura decolonial y crítica de los
efectos de “control” y dominación de la globalización neoliberal
– Creando capacidades para la participación
de las comunidades en la generación de formas democráticas de gobierno local y
nacional a través de movimientos sociales que trabajen en red, que practiquen
una cultura de liderazgo horizontal y distribuido y de rechazo a toda forma de
discriminación
- Formando liderazgos ciudadanos
capaces de convocar a diversos colectivos respetando sus diversidades de
género, étnica, procedencia cultural y residencial y con un particular respeto
a las minorías y a los grupos que son afectados por causa de los conflictos
armados, las catástrofes naturales, las crisis sanitarias , los efectos del cambio climático y las
violencias de género.
- Ampliando bajo
formas neo-escolares (escuelas públicas-comunitarias gestionadas
desde movimientos sociales) y comunitarias
( programas de educación popular, educación ciudadana, educación no
sexista, educación eco-política ) los proyectos educativos a
temáticas emergentes y de impacto en la vida cotidiana, laboral y ciudadana de
las personas, como son la alfabetización tecnológica, a través
de programas que generen una
distribución social efectiva del saber y el acceso a los bienes
comunes que genera el conocimiento científico (“ciencia ciudadana para una
acción efectiva de incidencia en las políticas públicas desde las comunidades”
)
Dicho todo esto ¿qué agenda podemos promover desde la perspectiva comunitaria y popular de la educación de personas jóvenes y adultas
y del aprendizaje durante toda la vida ? ¿Cómo podemos acreditar la política
del “aprendizaje durante toda la vida” como el paradigma educativo emergente y
el más propio de una “sociedad de complejidad” , que se oriente a la
sustentabilidad integral y a la justicia social, evidenciando su potencialidad
de “hilo invisible”, desde la perspectiva de un desarrollo que crea capacidades
taxonómicamente multivalentes y capitales sinergético, habilitantes tanto para
la convivencia común y las vida democrática , como para el bienestar subjetivo
de las personas y las comunidades.
Sin embargo, es preciso que se
reconozca, como una meta principal de los nuevos OSD al 2030 , lograr
y asegurar el acceso de todas las poblaciones a la “educación durante toda la
vida”. Reconocer este concepto como horizonte de la educación necesaria en el
mundo actual es un hecho sobresaliente. Debemos apoyar esta definición, es necesario
también darle el contenido que se merece desde una perspectiva de derechos
humanos. Creemos fundamental definir la educación durante toda la vida como un
derecho humano, que debe ser exigido, reconocido, promovido, resguardado y satisfecho
por la entidad pública (Estado) como parte del consenso universal de los
derechos humanos como condición de calidad del Desarrollo. Por ello, los
Estados deben organizar sus sistemas educativos para satisfacer, bajo diversas
modalidades escolares y no-escolares, el derecho humano a la educación durante
toda la vida, lo que significa asegurar acceso universal a servicios
educativos, brindarlos con calidad y pertinencia cultural y lingüística, sin
discriminación de ninguna clase y sexismo y respondiendo a las necesidades de
aprendizaje y de desarrollo de capacidades de todos los grupos sociales,
culturales y etarios. La educación, definida en estos términos, debe ser
considerada por las políticas educativas como un bien
público que debe ser gozado por toda la población y proveído
por el Estado, nunca dejado al arbitrio de las dinámicas del mercado como suele
suceder en muchos países cuyos modelos económicos se basan en un liberalismo económico
radical.
Los objetivos de erradicación de
la pobreza deben complementarse con la superación de las desigualdades. No
basta con erradicar la pobreza extrema sino enfrentar las dinámicas
estructurales que generan sociedades desiguales y
discriminatorias. Existen muchos nuevos tipos de pobreza y de
situaciones de exclusión que deben ser confrontados desde nuevos paradigmas de Desarrollo,
- las
que se provocan por la aplicación de modelos neoliberales privatizadores de los
servicios sociales (la educación incluida),
- por
la estructuración neoliberal de los mercados del trabajo,
- por la
desprotección de colectivos vulnerables sea por su lugar de residencia (sectores
rurales, por ejemplo) o por las actividades económicas tradicionales
aniquiladas por las empresas transnacionales (agricultura familiar) ,
- por
la falta de ocasiones para acceder a nuevos conocimientos y tecnologías,
- por
estar fuera de los ámbitos formales del empleo,
- por
sufrir las consecuencias crónicas de la cesantía generadas por la
deslocalización de las industrias,
- por
razones de exclusión y discriminación de género, clasismo racismo y explotación
de niños-as y jóvenes,
- por
los efectos de las migraciones forzadas por conflictos armados, catástrofes
naturales y por el impacto del cambio climático, la sobreexplotación de los recursos
naturales y la privatización de la administración de la biodiversidad.
La educación durante toda la vida
requiere una atención sistemática y programada por parte de las
entidades públicas nacionales y locales a todos los grupos etarios,
como expresión del reconocimiento del derecho humano al aprendizaje a través de
todos los ciclos de la vida . Resulta fundamental reconocer el
carácter catalizador o sinérgico que tiene este paradigma educativo
, especialmente en los beneficios que tiene en lograr cohesión y capital
social, acrecentar el capital cultural de las personas, familias y comunidades,
crear una cultura ciudadana de participación, solidaridad y responsabilidad
social, potenciar la educación y la salud de la infancia a través de padres y
madres capacitadas para ello y permitir el acceso de las personas al
conocimiento y a las tecnologías , al uso de las redes sociales y a
las oportunidades de educación permanente que se implementan bajo la
modalidad de aprendizaje social libre . A través de todas estas metas
se acrecientan las capacidades y el poderío de las personas y de sus
comunidades para ser sujetos activos de democracias participativas y de
culturas no-discriminatorias, respetuosas de la diversidad y de la
pluriculturalidad y de formas solidarias de gobernar los
bienes públicos sociales y naturales comunes en nuestras sociedades.
Este marco resulta complejo
de implementar - genera tensiones y confrontaciones de paradigmas educativos-, por cuanto los diversos actores políticos aprecian el estado de la “cuestión
global” con instrumentales analíticos y perspectivas diferentes, lo que es
evidente al compararse las declaraciones de las organizaciones ciudadanas
globales con las de las agencias multilaterales . Sin embargo, también
comprobamos que entre estas últimas conviven diferentes aproximaciones, debates
internos y una presión cada vez mayor a ajustar las propuestas a los ciclos del
mercado global y las dinámicas contradictorias del gobierno de las finanzas
global. Los resultados del trabajo de los grupos de expertos permanentemente convocados
por el Secretario General de la ONU para evaluar la Meta 4 de los ODS al 2030 es
una muestra de lo que decimos.
Una primera posición es la
que aprecia las estrategias de los ODS en perspectiva de necesarias
transformaciones globales, como respuesta a una crisis que va más allá de
lo financiero y que expone fenómenos nuevos y radicales que obligan a
mirar “lo global” desde una mirada de cambio civilizatorio.
Así, se evalúan los ODS como esfuerzos globales importantes para conseguir un
mundo más justo, pero los desafíos que deberían marcar el debate, según esta
“aproximación”, son el “cómo avanzar” y el que este “cómo avanzar” llegue a ser
efectivamente una acción colectiva, que incluya actores gubernamentales,
multilaterales y de la sociedad civil. Todo ello a través de: a) una agenda de
trasformación (de reformas reales); b) el cumplimiento nacional de las nuevas
Metas; c) el reconocimiento de la accountaility de las organizaciones de la
sociedad civil.
El aspecto más importante
de esta posición es su reconocimiento de la existencia de problemas
globales de gran alcance civilizatorio, que no se resuelven con reformas
menores, como son: a) el cambio climático; b) la ampliación
del concepto de bienestar (que excede la visión meramente economicista); c) los
desafíos del fenómenos de la migraciones y de los desplazamientos humanos por
razones medio-ambientales, políticas y las derivadas de las catástrofes
naturales. Esta perspectiva de “lo global” plantea que la agenda de los ODS
post 2015 se desarrolle como un campo de disputa, en algunos planos con
alta ambigüedad, dependiendo de la percepciones del “riesgo global” que tienen
los actores involucrados, como también los intereses geo-políticos, que en los
últimos meses están siendo cada vez más relevantes en la definición de un
“futuro común” de la humanidad y de seguridad y sustentabilidad del
planeta.
En educación su “utopía”
es desarrollar sociedades fundadas en la libre circulación del conocimiento,
distribuyéndolo socialmente a través de modalidades formales y no
formales, durante todo el ciclo de vida de las personas, para
generar capacidades integrales en todos los ámbitos de realización de las
personas y comunidades humanas de manera coincidente con los enfoques de desarrollo
humano de promueve el PNUD y de “sociedades educadoras que ponen a la
base el reconocimiento de la educación como un bien común, no una mercancía” que promueve la UNESCO
Una segunda postura es la
que se sustenta en la lógica del “progreso”: se trata de asegurar las
condiciones del crecimiento económico, una acertada focalización del gasto
social y una opción favorable para que la educación sea un eje de este proceso,
principalmente por la importancia de que se generen en la sociedad competencias
individuales que sean útiles en el mundo laboral de un “nuevo capitalismo
social”, que algunos gustan llamar “sociedad de oportunidades”. Y, además, se
considera que deber ser una educación continua (“durante toda la vida”)
implementada no sólo por la vía de los itinerarios escolares, sino también por
los ofertados por entidades sociales, religiosas y empresariales, en el marco
de una políticas de provisión mixta (pública y privada) de la educación.
Tampoco se prescinde,
desde esta perspectiva , de la importancia de desarrollar nuevos
mecanismos de seguridad y gobernabilidad del sistema financiero global y de la
implementación de instrumentos de distribución social de los conocimientos , el
acceso a las nuevas tecnologías, así como la equidad de género en el
mundo laboral y la experimentación en la gestión participativa de los bienes
comunes de la naturaleza ( no tanto por convicciones eco-políticas sino por las
exigencias de gestionar el “riesgo” y el gobierno de los territorios sujetos a
conflictos entre empresas transnacionales y las comunidades locales).
En ambas maneras de mirar el
mundo al 2030 hay aspectos comunes en relación con la educación: se reconoce el
paradigma de la “educación para toda la vida” aunque con matices ideológicos y
de concepciones del desarrollo humano y su vinculación con la sustentabilidad
del planeta. Por ello, debemos identificar consensos y también algunas de las
contrariedades.
Una primera impresión que
nos provoca esta posición de la “educación para el progreso y la prosperidad” es
la ratificación de la importancia de referir la “educación de calidad “a metas de
Desarrollo, y en particular a la erradicación de la pobreza. La clave de la
discusión en este punto es la definición del Desarrollo. No es posible
reducirlo a la erradicación de la pobreza. La multidimensionalidad del
desarrollo no está en cuestión en estos momentos en los organismos
internacionales. El PNUD lleva la vanguardia en este sentido. No basta
repetir la consigna de que el crecimiento económico y la creación de empleo es
en sí mismo el Desarrollo. Las multi-dimensiones del bienestar humano, así como
la importancia de conectar el buen-vivir de las personas al acceso y
beneficios de bienes culturales y tecnológicos , al
reconocimiento de la diversidad cultural , de género, étnicas y
etarias, a la participación democrática y el respeto de los derechos
humanos y a la sustentabilidad ambiental del planeta invalidan las concepciones
restringidas del Desarrollo. Y esto también impacta en el debate sobre la
educación: ¿Derecho a una educación restringida o derecho a una educación
extendida? ¿”Educación para toda la vida” sólo para no quedar fuera de las nuevas dinámicas del mercado y de la trabajo
tecnologizado o “educación para toda la
vida “para acceder a todos los beneficios del conocimiento y garantizar los
derechos humanos y ciudadanos?
En esta perspectiva (que
tiende a ser predominante en las grandes agencias multilaterales y en gobiernos
“modernizantes”) quedan pendientes desafíos tales como:
a. El
desarrollo de capacidades educativas para el “mundo de la vida” (ciudadanía,
salud, alimentación) y para el mejoramiento de la formación laboral
b. El
empoderamiento social de los grupos vulnerables y excluidos
c. Políticas
educativas definidas en referencia a desarrollar los aprendizajes significativos
cultural y socialmente y no sólo políticas sustentadas en la medición de “niveles de instrucción”
d. Aseguramiento
del acceso equitativo (de todos-as) a una educación de calidad y gratuita por
parte del Estado y sus sistemas de provisión educacional pública.
e. La
necesidad estratégica de la formación de buenos-as docentes y de la inversión
en su formación.
Distinto ha sido el
enfoque de la Unesco, manifestado en su documento 37/C56 de noviembre de
2013 ( La Educación después de 2015) que sostiene que el punto de partida
de su propuesta es el reconocimiento de la “educación de calidad durante
toda la vida” como pilar de las “sociedades inclusivas, sostenibles y
prósperas”, colocando en un continuo estratégico : a) el desarrollo de los
niños-as ( educación preescolar); b) la educación primaria y post primaria; c)
la “educación para la vida” desarrollada a través de diversas modalidades
formales y no formales ( que incluye la educación ciudadana, ambiental y
por la paz y la no-discriminación), y d) la formación profesional.
Sin embargo, junto
con la declaración de este principio, el documento de la UNESCO resalta,
además, tres asuntos de gran importancia en el debate estratégico sobre el
futuro de “lo global” y del “desarrollo” y que consideramos muy atractivo
colocarlos como temas de debate:
-
La educación es un derecho humano, un bien público, y el
Estado tiene la obligación de garantizarlo y de brindarlo por la vía de
instituciones que impartan educación de calidad, no dejando margen a quienes
puedan pretender mercantilizar la educación sobre la base nuevas fórmulas
socio-liberales, reduciendo el gasto público y cediendo la iniciativa de la
“educación para toda la vida” a los privados (empresas) y sus instituciones.
-
Las políticas educativas globales y en los países deben
definirse a partir de las aspiraciones de las comunidades, de
la ciudadanía, que no se reducen sólo a los ámbitos de lo cuantitativo
(cobertura, por ejemplo) sino también (o principalmente) cuando son planteadas
desde lógicas cualitativas: convivencia, participación ciudadana, acceso
libre al conocimiento , seguridad y paz, cuidado del medio ambiente, no
discriminación, que se han expresado en las movilizaciones ciudadanas globales
y nacionales recientes. Se forma directa esta afirmación no hace sino reconocer
y alentar la democratización del proceso de debates y acuerdos hacia el 2030.
-
Es preciso convocar a una acción global para conseguir una
educación inclusiva y democrática, a lo largo de toda la vida, en la que
participen todos los grupos etarios, que desarrolle las
capacidades y el poder de las personas y sus
comunidades para manifestarse como sujetos autónomos y
socialmente responsables con la vida en común , implica asumir tres
asuntos de índole estratégico:
Agreguemos
desde nuestra propia perspectiva:
- Conseguir
un consenso global sobre el financiamiento adecuado para enfrentar los asuntos
urgentes relacionados con el desarrollo infantil, la educación inicial , la
ampliación de la participación educativa ( no sólo) escolar básica y secundaria
y la formación de los docentes La creación de fondos efectivos para ayudar en este objetivo debe acompañarse
con programas nacionales en los cuales los Estados deben asegurar el gasto
público suficiente para responder a las necesidades educativas de la
población en cuanto la educación es un derecho social que debe ser
garantizado por los gobierno. Esto implica que la educación, en cuanto política
social, se desarrolle desde un régimen público y no se deje a manos del mercado
vía la privatización de la oferta educativa. No es aceptable que las familias
deban asumir el peso de financiar la educación de los niños-as y jóvenes siendo
que ésta es un derecho social reconocido por la comunidad internacional de los
Estados. Las crisis financieras no pueden ser una excusa para privatizar los
sistemas educativos. Precisamente, debería ser que en condiciones de crisis, el
Estado asegure y no hipoteque las condiciones de acceso y calidad a los
establecimientos educacionales.
- Exigir que los Estados rindan cuenta de
sus programas educativos y establezcan canales institucionales para que la
ciudadanía organizada participe en el diseño de las políticas educativas, en su
monitoreo y su evaluación. El escrutinio público de los programas educativos a
nivel local y nacional permite que se desarrollen programas pertinentes, que
respondan efectivamente las necesidades de aprendizaje de las personas y sus comunidades,
y que los recursos se usen adecuadamente. La participación ciudadana en la
gestión de los servicios educativos es un factor de legitimidad de las
políticas educativas, acerca a las familias a la gestión de las escuelas y
permite el desarrollo de una cultura de responsabilidad social frente a los
desafíos de la educación en los países. Las políticas
educativas deben considerar, por lo ya dicho, la educación ciudadana que
permitirá el desarrollo de capacidades de las familias y de las comunidades para
participar activamente en el desarrollo educativo de los niños-as y joven, así
como de sí mismas.
- Reconocer
la diversidad de visiones de desarrollo educativo que existen en el mundo, en
particular en sociedades multiculturales y plurilingües. Ya no es posible
que bajo el pretexto del financiamiento se establezcan modelos educativos
estandarizados y orientados a la generación de objetivos comunes en sistemas
educativos nacionales que tienen una diversidad cultural de gran arraigo
histórico. Como contrapartida los gobiernos deberán
generar procesos participativos para las diseñar e
implementar las reformas de su institucionalidad educativas considerando
criterios como la adopción del aprendizaje durante toda la vida como derecho
social, la necesidad de ampliar el concepto de escolarización hacia el
desarrollo humano integral de la población ( desde la infancia a la ancianidad)
adoptando formas institucionales regulares , comunitarias y de distribución
social de los conocimientos.
En síntesis:
Una plataforma global de
movimientos sociales y de educadores-as para una educación de personas jóvenes
y adultas sustentada en el paradigma del derecho humano a la educación
durante toda la vida que trabaje con
sentido estratégico y , también, en para responder a
situaciones de gran urgencia producto de las desigualdades y de la
discriminación debe constituirse sobre la base de estas metas:
a) Asegurar
la universalidad de la alfabetización
b) Avanzar
hacia sistemas universales de educación preescolar, nutrición y respeto de los
derechos de los-as niños-as y de las mujeres, garantizándose la no-violencia
contra las mujeres y la plena justicia de género.
c) Universalizar
la educación primaria y secundaria a través de sistemas públicos de calidad educativa
y docentes capacitados para cumplir sus funciones pedagógicas, culturales y
sociales
d) Desarrollar
una acción global contra el trabajo infantil
e) Desarrollar
una acción global para asegurar que los niños-as y niñas estén en las escuelas,
en cualquiera de sus modalidades culturales, garantizándose programas contra el
abandono y el rezago escolar
f) Desarrollar
una acción global para democratizar la alfabetización tecnológica a través de
los sistemas de educación para toda la vida de los países
g) Generar
contingentes de docentes capaces de desarrollar estrategias pedagógicas
transformadores, que promuevan el pensamiento crítico, la responsabilidad
social ,la participación ciudadana y los valores de la sustentabilidad
planetaria, la democracia, los derechos humanos, la justicia de
género y la no-discriminación
h) Establecer
un consenso global acerca de la educación durante toda la vida como un bien
público común, cuya gobernanza debe obedecer a los criterios de:
- Igualdad
efectiva en el acceso a los servicios educativos,
- Justicia
y oportunidad en la distribución de los recursos públicos para la educación de
la población
- Respeto
a la diversidad cultural de las comunidades y pueblos que conviven en un mismo
Estado
- Igualdad
en la distribución de recursos para la educación según género, territorios,
edad
- Accountaility
pública y participación ciudadana en el diseño e implementación de los
programas educativos
- Democratización
y justicia educativa en el desarrollo de los currículos escolares para asegurar
el acceso al conocimiento de todos los ciudadanos, sin distinción de clases,
género, cultura o lugar de residencia y con pertinencia cultural y lingüística
- Garantías
de participación de los-as jóvenes y estudiantes en la gobernanza de los
sistemas educativos, valorando sus demandas de democratización y de acceso a
una educación técnico –profesional y universitaria de calidad, cuyo acceso el
Estado debe asegurar a través servicios educativos de régimen público, que
reconozcan y apoyen la educación comunitaria y popular
- Acuerdo
en que las capacidades educacionales que requieren desarrollar los
ciudadanos-as son de índole integral: no se trata sólo de
crear competencias para la vida laboral, sino formar y empoderar sujetos capaces
de ejercer una plena Ciudadanía .
Estamos de acuerdo profesor, la educación para toda la vida es más que una consigna política. Para que ella tenga sentido de realidad se deben realizar muchos ajustes a las actuales políticas de educación. La escolarización de la población, está lejos de la educación para toda la vida.
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