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Agendas educativas,gerencia de las transiciones y principio de responsabilidad

LAS AGENDAS EDUCATIVAS: GERENCIA DE LAS TRANSICIONES
Y PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD



Jorge Osorio Vargas


El trabajo de las instituciones educativas no-gubernamentales necesita una nueva agenda. No se trata sólo de reconstruir programas y dispositivos que le permitan mejorar sus capacidades de intervención social y captar a tiempo las oportunidades que otorga el mercado de la cooperación o de filantropía. Ni siquiera es únicamente plantearse el asunto clave de la profesionalización y la cualificación de sus servicios y de su gerencia. A nuestro entender la cuestión decisiva es indagar en la posibilidad de nuevas definiciones sobre la educación, de establecer, a partir de las prácticas, sistemas de aprendizajes y crear condiciones para participar en los debates sobre políticas públicas.


1. Capacidades, sustentabilidad y complejidad: Tres enfoques convergentes para mirar la educación.

Tres ejes conceptuales son importantes para establecer un marco de conversación acerca de este planteamiento:

a) La educación como expansión de “capacidades”

Siguiendo los planteamientos de Amartya Sen, la definición del desarrollo ya no sólo trata de cuántas cosas se producen por personas (productividad), ni cómo se las reparten entre ellas (equidad), ni que dichas cosas alcanzan para vivir (necesidades básicas). Se trata principalmente de saber cuánta vida se produce con las cosas a las que las personas tienen acceso.

“Capacidad” no sólo se refiere a habilidades instrumentales, sino que el concepto se centra en la libertad y por tanto, se refiere a habilidades socialmente apreciadas. Libertad y capacidad se nutren en un proceso de creación social.

En su texto “Nuevo Examen de la Desigualdad” (Alianza, Madrid, 1992), Sen define la “capacidad” como un reflejo de la libertad para lograr desempeños valiosos, y en la medida que los desempeños son constitutivo del bienestar, las capacidades representan la libertad de una persona para lograr bienestar.

El desarrollo no sólo incluye el aumento de cosas que el ser humano produce a través del trabajo, sino también el aumento de las oportunidades de acción humana a la que cada cosa puede contribuir. El objetivo del proceso económico social y educativo no es la generación de productos sino de “vidas”. Al criterio de eficiencia en términos de productividad, hay que añadir el de eficiencia en términos de “vitalidad”.


b) La sustentabilidad del desarrollo

Este es un concepto que se ha venido manejando con ambigüedades y es preciso debatir más sobre él. Una cosa está clara: la insustentabilidad del desarrollo se debe a la insustentabilidad de los padrones de producción y de consumo y a la desintegración de las variables que regulan estos padrones. Otra cosa clara es que estos padrones se establecen en un modelo de subordinación, periférico, dependiente, que hipoteca las posibilidades de cambio hacia un padrón de desarrollo sustentable social y ambientalmente. Es el caso de todos los países de la región.

El asunto es político pero sobre todo ético. Se trata de construir un acuerdo a favor de la creación de nuevas bases de civilización. Ese debe ser el test de las políticas de desarrollo y de educación , considerando las dimensiones integrales de la sustentabilidad:



 la sustentabilidad ecológica, que se refiere a la base física del proceso de crecimiento y objetiva la conservación y uso racional de los recursos naturales, incorporados a las actividades productivas.

 la sustentabilidad ambiental, que está relacionada con la mantención de la capacidad de carga de los ecosistemas, o sea, la capacidad de la naturaleza para absorber o recuperarse de las agresiones antópicas.

 la sustentabilidad cultural, que reconoce que la base del desarrollo reside en la mantención de la diversidad en su sentido más amplio y se dirige a la preservación de valores, rácticas y símbolos de identidad, que determinan la integración de una comunidad en el largo tiempo.

 la sustentabilidad social y económica que tiene como objetivo el mejoramiento de la calidad de vida, a través de la vinculación de las diversas opciones económicas globales y sus implicaciones para la consecución de objetivos de equidad y de superación de la pobreza.

 la sustentabilidad política, que se vincula al proceso de construcción de ciudadanía y busca garantizar la incorporación plena de los individuos al proceso de desarrollo en un marco de respeto a las libertades y derechos humanos.

 la sustentabilidad institucional, que implica el diseño de las instituciones que regularán la economía y la sociedad en una perspectiva macro.


c) Complejidad

Tenemos el desafío de comenzar a pensar con un nuevo paradigma. La crisis del paradigma carteseano-newtoneano está dando lugar a otro paradigma, el de la complejidad, que nos plantea maneras nuevas de mirar las cosas. La estrategia de intervención en todo orden de cosas debe ser complejizar. Algunas metáforas sugeridas por Leonardo Boff en su libro “Ecología” (Lohlé-Luman, Buenos Aires 1997) adquieren gran relevancia para pensar la educación:

 Totalidad-diversidad: mirada holística, totalidad hecha de diversidades que se interrelacionan.

 Interdependencia-autonomía-religación: hay una solidaridad de base. Es cósmica.

 Relaciones: los seres vivos viven en una trama de relaciones.

 Intensidad-interioridad: se refiere a la complejidad que resulta de las interrelaciones entre “seres de información”.

 Complementariedad-mutualidad-reciprocidad: es el dinamismo originario de la creación y del devenir, principio de sobrevivencia y de comunicabilidad.


2. Sistemas de aprendizaje

La estrategia de posicionamiento institucional de las ONG’s de educación y el mejoramiento de la calidad de sus desempeños públicos, está en relación a sus capacidades de construir poder ciudadano, articularse con diversos actores, inaugurar o participar en agendas públicas y crear sistemas de aprendizaje que potencien su saber-hacer y establezcan escenarios que le den ventajas comparativas.

El valor agregado que marcará la diferencia entre la vieja y la nueva época de las instituciones educativas no-gubernamentales es su capacidad de trabajar en redes de aprendizaje, hacer consorcios, analizar escenarios conjuntamente y asociarse para aprovechar oportunidades de mercado. Sin embargo, este proceso sólo tiene sentido si lo sostenemos en/con una ética de responsabilidad.

Dos efectos tiene este planteamiento:

 resolver la cuestión de la escala de las conversaciones y los medios que se utilizan, es decir capacidad de apropiación de tecnologías comunicacionales, diseño de proyectos regionales y capacitación para un liderazgo receptivo a articular asociaciones institucionales y financieras (cooperación horizontal y redes de aprendizaje).

 establecer sistemas de conversaciones, adoptar dispositivos de documentación y crear comunidades interpretativas entre socios.


3. Institucionalidad y gerencia simbólica para la transición

Es preciso revisar la tecnología “proyecto” no tanto en sus dimensiones técnicas (gestión, administración, etc.), sino en cuento a proceso de producción de conocimientos y saberes, de diálogo y de elaboración de acuerdos para la acción. Esto significa remirar la cultura profesional de las ONG’s. Revitalizar la investigación-acción participativa. Establecer estatutos éticos de calidad y normar las relaciones ONG’s-comunidades, a través de cartas de derechos y deberes.

La cuestión de las definiciones institucionales de las ONG’s está en pleno movimiento. Un malestar metódico las recorre. Una crisis estamental hace más difícil su convocatoria y liderazgo. La agenda hegemónica (oficial) hasta ahora es cuasi impenetrable. Sin embargo, existe en ciernes un discurso de quiebre e ideas estratégicas que comienzan a circular.

El paradigma empresarial industrial (moderno) no les sirve a las ONG’s para trabajar su institucionalidad. El positivismo y su pretendida neutralidad ya no ofrecen sustento epistemológico para intervenir socialmente en los procesos de base. La racionalidad instrumental es un esquema mecanicista ya no les permite conocer la realidad de manera sistémica. Además, tal racionalidad sumada a la ética masculino-céntrica inhibe una gerencia social integradora.

Pensamos que debemos investigar tres principios movilizadores para nuestra búsqueda educativa:

a) El Principio Responsabilidad: Que plantea una ética afectiva, que integra cuatro dimensiones: comunidad ecológica, futuro, pasado y visión hacia dentro (complejidad). Esta es la base de una acción por la sustentabilidad, integra a la racionalidad-acción un factor crítico y asocia dos elementos: afectación por el sufrimiento humano (la pobreza, la violencia, etc.) y la justicia.

b) El Principio de la Alteridad: Es preciso construir desde una razón integradora un Otro de referencia, que nos permita una imagen de “sociedad de llegada”. No es la noción de utopía cerrada, es un acuerdo construido socialmente y nos permite decir esto es lo justo, esto es lo bello, esto es lo conveniente. Hay nociones muy movilizadoras en la modernidad como los derechos humanos que dan grandes posibilidades para pensar el valor humano; otras nociones de la modernidad, como progreso lineal, salvación por la técnica deben ser sometidos a revisión (Hans Jonas, “El principio de Responsabilidad. Ensayo de una Etica para la Civilización Tecnológica”, Herder, Barcelona, 1995).

c) El Principio de la Generosidad: Socialmente, se trata de incorporar otra vez en los proyectos la idea de acción colectiva; implica volver a crear condiciones para formar sujetos, promover movimiento social y pensar el poder desde lo ciudadano. La ciudadanía como atributo de calidad de la democracia y expresión de comunicabilidad humana, es una forma pública del principio de la generosidad. De verdad, no existe la ciudadanía sino la “conciudadanía”.

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